Por Guadalupe Treibel
Cuando la Bauhaus abre sus puertas en 1919, el deseo de su fundador, Walter Gropius, era lograr “la unión de la belleza y la razón”, es decir, de la creación y la industria. Una meta que claramente alcanza en apenas catorce años: así de breve la vida de esta escuela de arquitectura y artes aplicadas que sentó las bases del diseño moderno. Literalmente “casa de construcción”, la Bauhaus integró todas las formas de expresión artística -desde carpintería, metalistería, alfarería, encuadernación, vidrio, estampa, hasta tejido, moda, fotografía, teatro-; privilegió la simplicidad al exceso, buscando pureza en las líneas; fomentó la experimentación de técnicas y materiales, nunca en desmedro de la funcionalidad; se adaptó a la industrialización, creando productos en masa accesibles para toda clase de bolsillo.
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Tejedoras en las escaleras de la Bauhaus de Dessau, hacia 1927 |
Bajo promesa de igualdad
curricular y en pleno clima efervescente, con la república recién proclamada y
el sufragio femenino en danza en Alemania, ellas acudieron raudas al instituto,
ilusionadas por aprender los oficios que históricamente les habían sido
vetados. Naturalmente, se sintieron como mínimo traicionadas cuando, en un
periquete, Gropius se echó atrás. Temiendo que la escuela no fuera tomada en
serio por tamaña concurrencia de muchachas, el mandamás declaró que el
“elemento femenino” (sic) no debía ocupar más de un tercio de las plazas. Tampoco
podrían enrolarse en materias de artesanía pesada porque, salvo raras
excepciones, no las consideraba aptas para tareas como maniobrar metal o pintar
paredes.
Visionario el tipo, incluso adujo
que las mujeres no podían pensar en tres dimensiones; por tanto, mejor que se
limitaran a trabajar sobre superficies planas. Puntualmente, en el taller de
textiles al que fueron relegadas aspirantas a escultoras, arquitectas,
diseñadoras industriales… Por su
parte, maestros como Paul Klee y Vasili Kandinsky suscribieron a cada palabra
del fundador, y sumaron otros conceptos por el estilo; que el genio creativo
era monopolio masculino, por ejemplo. Entonces, una nueva era, sí, pero bien
selectiva, con una mentalidad que -en cuestión de género- no distaba tanto del
mundo tradicional…
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Carnet de alumna/maestra de Gunta Stölzl |
La citada Stadler es hija de
Gunta Stölzl, reivindicada por el film: una estudiante que antaño aplicó las
nuevas teorías de forma, color y abstracción al subestimado arte textil; en sus
manos, una oportunidad para experimentar con técnicas complejísimas y teñidos
innovadores. Tuvo tal predicamento que transformó a este taller en una unidad
de producción industrial perfectamente rentable, cuyas piezas se vendían en
gran escala. Hay que decir que, previo a ser admitida a la Bauhaus a los 22,
Gunta ya había estudiado pintura y cerámica en Múnich. También fue voluntaria
de la Cruz Roja durante la Primer Guerra, cuidando a soldados heridos.
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Diseño de Gunta Stölzl |
Cuando, pese a su talento
esculpiendo madera, Alma Buscher fue exiliada a la sala de textiles, brindó
argumentos bastante singulares para lograr escabullirse y así formarse en otros
cursos, que efectivamente le interesaban. Le escribió a Gropius una carta en la
que, sin medias tintas, le decía que nunca había tenido una conexión con el
hilo y que, además, su médico le desaconsejaba tales estudios. Tuvo suerte y,
eventualmente, sumó conocimientos que le permitieron destacar en el diseño y la
construcción de mobiliario y juguetes infantiles.
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Juguetes diseñados por Alma Buscher |
También las lámparas, teteras y
ceniceros de Marianne Brandt, considerados diseños icónicos de la Bauhaus,
constituyen un éxito perdurable. Con el aval del profesor László Moholy-Nagy,
ella logró entrar al taller de metales. Única chica junto a numerosos muchachos
descontentos, le daban las labores más tediosas y repetitivas. Pero lejos de
desmotivarse Marianne persistió hasta ser reconocida por su estilo de líneas
simples y formas geométricas. También fue aprendiz de orfebre, autora de
refinadas joyas en plata o metal esféricas, cilíndricas y cúbicas. Y, por si
fuera poco, cultivó la fotografía y el fotomontaje.
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Una tetera de Marianne Brandt |
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Lámpara Kandem, de Marianne Brandt |
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Friedl Dicker |
A continuación, el film Bauhaus Women completo, con subtítulos en inglés: