Portada Erotic Review
Revista erótica con female gaze
Anunciada como un producto de alta gama, creada
para un público que refleja una sociedad cada vez más curiosa, experimental y
abierta, acaba de salir en Londres el segundo número de la revista llamada,
para que no queden dudas, Erotic Review, “con el objeto explícito de
alejarse de la mirada masculina sobre ese tema, y con la intención de mostrar
las exploraciones más diversas e inclusivas del deseo”. Este magazine publica
ensayos, cuentos, poesía, arte y otros artículos que abordan esa cuestión,
había sido fundado en 1995 como boletín mensual por la editorial Erotic Print
Society y desde el vamos contó con el aporte de autoras/es como Sarah Waters.
Después de publicarse varios años solo en línea, este año Erotic Review fue relanzada impresa en papel en marzo, con la
editora Sarah Roeber encabezando el staff, con el objetivo de ser bianual, con
textos provenientes de distintos países. Esta nueva edición avisa que estará
disponible en tiendas y galerías independientes. Veremos si aterriza en estos
pagos australes.
María Antonieta
María Antonieta tiene merecida muestra
En el Museo Victoria & Albert se acaba de
inaugurar una expo que pone en valor el legado estético de la reina que perdió la
cabeza en la Revolución Francesa, y que durante mucho tiempo ha sido
injustamente difamada tildándola de inculta, frívola, desubicada y otras
lindezas. Pero lo que nadie ha podido nunca negar es que MA fue ícono de la
moda (sí, en las clases muy acomodadas) en épocas carentes de medios masivos y
sin redes. Desde luego, Sofía Coppola le rindió inolvidable homenaje en su
bello film de 2006, con Kirsten Dunst. La muestra londinense se titula
precisamente Marie Antoinette Style, dándole a la monarca el lugar que
supo ganarse. Lógicamente, entre otros objetos, figuran célebres retratos con amplios
vestidos rococó que hoy día ocuparían un monoambiente.
Retrato anónimo de la momia
de una joven, Egipto, siglo 1, ac
Cejas, mujeres, arte y tatoo
La historia de las cejas femeninas en la
pintura viene de muy lejos: ya en el siglo I AC, en Egipto había imágenes que
las subrayaban. Asimismo, las cejas han sido depiladas, maquilladas,
erradicadas a través de los milenios. Por caso, destacan en la cultura Nok de
Nigeria, en esculturas de terracota hoy famosas. En la Antigua Grecia y en Roma
se apreciaba la uniceja, signo de sabiduría y anche de hermosura (en la vida
real, con una ayudita del kohl). En China, por su lado, desde la dinastía Tang
(618-907, DC) hubo estampas que mostraban cejas de todo tipo y -claro está- pelaje.
En el Medioevo tardío europeo, más allá del cabello largo y recogido en ellas,
se tenía por pecaminoso cualquier otro pelo corporal por lo que las damas
solían depilarse hasta casi hacerlas desaparecer (dan testimonio numerosos
cuadros de esas fechas). En el siglo XX, obvio es decirlo, irrumpió Frida Kahlo
con sus supercejas (incluso su petit moustache). Y ya en nuestro
siglo XXI y en la vida viviente, mujeres y varones atienden sus cejas como rasgos
de atracción y/o de carácter por medio de tatuajes: hay avisos en Internet, y
para más pruebas, comprar en la web las versiones del antes y el después de
conocidas figuras de la farándula y de la política.
Jardín del Tarot, de Niki de Saint Phalle, 1991
Niki de Saint Phalle a todo color
La artista francoestadounidense que dio vida a
magníficas Nanás en los años 90 como siempre acentuando rasgos femeninos y
colores intensos en sus esculturas, protagoniza en estos días una gran muestra
en el prestigioso Museo Della Cultura, de Milán. Desde joven, Niki de
Saint-Phalle (1930-2002) se consideró salvada por el arte luego de las muy
duras experiencias que le tocó sufrir. Como reacción, desde sus primeras obras
expresó alegría de vivir y pasó mensajes de libertad. Pero antes intentó ser
actriz, probó en el cine y el teatro. De los Estados Unidos se trasladó a
París, donde pasó por serias crisis que la llevaron al borde del suicidio.
Felizmente, se encontró con la pintura y la escultura, presentando su primera
muestra en Suiza, 1956. Tuvo una historia de amor con el cinético Jean
Tinguely, se relacionó con el ambiente artístico parisino. Y por fin explotaron
las Nanás que relucen ahora en la citada ciudad italiana, incluida una enorme
escultura embarazada: para llegar a su interior hay que ingresar por la vagina;
el fascinante cuadro Jardín del Tarot, la voluptuosa Lily (o Tony, nunca
se sabe).
A la sombra de una sombrilla
Los augures de la meteorología nos hacen saber
que se acerca un verano candente, con el sol en su máxima expresión. Como en
Europa nos antecedieron con estas consecuencias del calentamiento global que
alguna gente obtusa se empeña en negar, en algunos países las mujeres empezaron
a copiarse de las japonesas en esto de usar bonitas y coloridas sombrillas, en
algunos casos exagerando la nota al combinarlas con las prendas de vestir. Este
preciado y funcional objeto arranca en el siglo VI, y hay en Jaspón talleres
que, desde hace siglos, artesanos fabrican sombrillas (wagasa), que
también usan los varones, con la misma técnica y elementos (bambú, papel
especial, aceite y laca). ¿Será cuestión de que a personas emprendedoras se les
ocurra fabricarlas localmente?
Achim Thode, Rebecca
Horn. Einhorn, 1970
Rebecca Horn, enorme artista múltiple y
corajuda
El 6 de septiembre pasado, a los 80, murió la
creadora alemana Rebecca Horn, protagonista insoslayable de la escena artística
femenina que trabajó con distintos lenguajes, siempre con gran compromiso
personal, incluso arriesgando su salud. Sus obras resonaron con fuerza y sin
pudor en todos los espacios, moviéndose entre la técnica y la poesía, lo
masculino y lo femenino. Emma Lavigne, curadora de la gran expo del Pompidou
2018, dijo de ella que develaba el carnaval que representan los sistemas
sociales, las normas de género, la medicina moderna. Cuestiones que, según esta
artista, no deberían aceptarse dócilmente, ciegamente. Escultora, performer,
dibujante, fotógrafa, cineasta, Horn recibió importantes premios por su
profunda investigación de los confines del espacio por medio de extensiones
corporales que trataron de dar cuenta de la ambigüedad trágica de la existencia
humana, restringida a un cuerpo vulnerable, pero superando sus límites merced a
la vida del espíritu.