Por María José Eyras
El orden recobrado
La que alguna vez fue una niña que leía novelas traducidas al más
castizo español andaba dándole vueltas al orden del Diccionario, no se decidía entre
criterios de selección y alcances, perdida en un horizonte difuso de términos,
cuando de pronto, se vio: despatarrada sobre los mosaicos fríos, en verano,
panza abajo, acodada en el piso, mañanas enteras con la nariz entre las
páginas, siguiendo los pasos del vizconde de Bragelonne, el deambular del
jorobado por las naves de Nôtre Dame, la historia del hombre que reía… Y
viéndose así, fuera del tiempo, fuera del mundo, desde el frío que
subía por los mosaicos y la aliviaba del calor estival, como si el hada de la
memoria lo hiciera surgir de un varitazo, se fue elevando, alrededor, el
espacio de la casa: aparecieron primero las patas de los sillones a medio metro
de aquel rincón donde leía, los almohadones de tapizado antiguo, los
apoyabrazos de madera, los respaldos, enseguida las paredes subieron desde los
zócalos y en ellas se dibujaron las ventanas, netas detrás del voile de
las cortinas; y más allá se distinguió la mesa ratona con los retratos de
congelada juventud, y la envolvente espacial siguió avanzando, giró, y fue
dejando ver cómo se alzaban del piso de mosaicos la sala alargada con su
chimenea, la repisa de mármol negro sobre el hogar, y sobre ella la caramelera,
el florerito de asas negras, y luego la mesa pequeña para el teléfono en un ángulo,
llevando el movimiento hacia las puertas
que daban al comedor, dibujando más ventanas vestidas con aquel voile
que volaba cada vez que se ventilaban los cuartos, entrando en la penumbra de
las piezas, saliendo a la galería, a los patios, al cielo. Y entonces la
confusión cesó; la que alguna vez leía novelas traducidas al más castizo
español encontró, asombrada, el orden, los alcances, el esquivo criterio: la
casa albergaría las palabras.
***
Próxima entrega:
Las palabras del zaguán
Cancel / Afilar/
Festejante / Umbral / Visillos / Mayólicas / Pedir el cuerpo/ Lechero /
Regadora