Por Reina Roffé
Se cumplen cincuenta años del estreno de La tregua, película dirigida por Sergio
Renán, con guion de él mismo y Aida Bortnik sobre el texto homónimo de Mario
Benedetti. Película que se mantiene en la lista de los films más seguidos por
el público argentino y uruguayo y de amplia proyección internacional a través
de festivales y homenajes. Sus protagonistas son Héctor Alterio y Ana María
Picchio, acompañados por nombres míticos como Luis Brandoni, Marilina Ross,
Luis Politti, Antonio Gasalla, Cipe Lincovsky, Norma Aleandro o China Zorrilla.
De los escritores rioplatenses, Mario Benedetti
es, sin duda, uno de los más prolíficos. Además de contar con una abundante
obra, pocos géneros literarios le han resultado ajenos. Narrador, poeta, ensayista,
dramaturgo, ha explorado, desde distintas perspectivas, la realidad social y
política de la última mitad del siglo XX en América Latina. Desde Poemas de la oficina (1956) a los
volúmenes más recientes como El mundo
que respiro (2001), tanto su poesía como su prosa han corrido la misma
suerte: una inmediata aceptación por parte de lectores de distintas edades y
procedencias.
Perteneciente a la llamada generación del ́45 o generación crítica de escritores
uruguayos, muchos de los cuales colaboraban en el semanario Marcha y también en la revista Número, Benedetti dio a conocer más de
ochenta libros. Algunos críticos han dicho que en Poemas de la oficina se encuentra la clave personal de toda su literatura,
ya que su primera etapa de escritor estuvo marcada por una literatura realista
con un tema prioritario, la burocracia pública y los tics de la pequeña
burguesía, que también aborda en su libro de cuentos Montevideanos (1959). Es dentro de esta etapa donde encontramos su
obra más representativa, La tregua
(1960), que cuenta el difícil decurso en la monótona existencia de dos
oficinistas que viven una historia de amor con final trágico. Otra de sus obras
más festejadas por los lectores de los sesenta y setenta fue Gracias por el fuego (1965), texto
llevado al cine por Sergio Renán en 1984, con menor repercusión de público, que
denuncia la corrupción infiltrada en el periodismo y de qué manera éste ejerce
su factor de poder en la trama social.
Mostrar las preocupaciones de su tiempo y
convertir en eje de sus creaciones la libertad posible que hay en cada ser
humano, pese a la opresión y la prepotencia de los gobiernos, parecería ser la
intención esencial y la verdad más honda que campean en su vasta obra, en la que
se pone de manifiesto la importancia que este autor le da al gusto por la vida
y a las relaciones amorosas, que son para él las auténticamente militantes y
salvadoras.
Escrita a mano, en el café “Sorocabana”, de la
calle 25 de Mayo, en Montevideo, “en una mesa cualquiera, nadie me conocía”,
según le relató Mario Benedetti a la periodista María Esther Gilio, La tregua es la segunda novela del
uruguayo publicada siete años después de la primera, Quién de nosotros.
Para entonces, Benedetti ya había dado a
conocer varios libros de poesía -La
víspera indeleble, 1945; Sólo
mientras tanto, 1959, y Poemas de la
oficina, 1956-, su más famoso volumen de cuentos Montevideanos (1959) y el de ensayos Peripecia y novela (1948), además de dirigir la revista literaria Marginalia y de colaborar con el hoy
legendario semanario Marcha, del que
llegó a ser director literario en 1954.
Con La
tregua, Benedetti culmina un tramo que delata ya su imbatible trayectoria.
Esta novela, de la que su autor afirmó en alguna ocasión “no entender bien su
éxito”, alcanzó más de un centenar de ediciones, se tradujo a casi veinte idiomas
y fue llevada al cine, el teatro, la radio y la televisión.
El galán maduro empieza a intimar con la joven
y en el transcurso de la relación asoman sus miedos y prejuicios: “¿Qué hará
con el novio? O mejor, ¿qué hará el novio con ella?”, se pregunta Santomé, mientras
Avellaneda entona un discurso que él califica como “arranques feministas”. La
muerte de Laura marca el final de esa tregua que la vida le ha concedido al
cincuentón, iluminando su oscura existencia con el deseo y la atracción
compartida.
“No creo que sea mi mejor novela”, afirmaba
Benedetti años después de su primera edición, pero sí puede decirse que La tregua es una de sus obras más
representativas y la primera que brindó al autor repercusión internacional.
Por mucho que les pese a sus detractores, llama
la atención que el prestigioso autor mexicano José Emilio Pacheco haya
señalado: Benedetti “ha escrito lo que muchos sentíamos que necesitaba ser escrito”,
y su obra es “como una gran crónica interior de todo lo que ha pasado en
Hispanoamérica durante estos últimos 50 años”.