A veinte años de su primera edición en España, llega a la Argentina la biografía Juan Rulfo. Las mañas del zorro de Reina Roffé, en una publicación de la platense editorial Mil Botellas. Es la primera biografía propiamente dicha que, con una mirada desmitificadora, aborda todas las etapas vitales y creativas del gran escritor mexicano y ofrece, al mismo tiempo, uno de los perfiles psicológicos más agudos del célebre autor. Damos a conocer un fragmento de esta obra a modo de adelanto, sobre el papel que representaron las mujeres en su literatura y en su vida.
Juan Rulfo. Las mañas del zorro
Si la figura paterna es la gran rectora en la
obra del autor jalisciense, también la materna tiene especial relevancia,
adecuándose al modelo tradicional de mujer «sufrida». En Pedro Páramo, como señala Luis Harss, aparece una madre «con mayúscula,
típicamente mexicana, que languidece en el fondo con lagrimones en los ojos.
Siempre que se evoca su imagen nos balanceamos al borde de la sensiblería». Margo
Glantz señala que Juan Preciado –ese hijo que llega a Comala buscando a Pedro
Páramo– «viaja guiado y escudado por los ojos de su madre: le sirven de
amuleto. Su recorrido bosqueja, desvirtuado, un mito griego, el de Perseo y la
Gorgona». El retrato envejecido de su madre que Juan Preciado lleva en el bolsillo
de la camisa, «la única foto mencionada en el texto», resulta un «fetiche
singular». Madrecita idolatrada que reemplaza y supera a cualquier otro símbolo
de veneración supersticiosa o religiosa. Asimismo, la muchacha que da su vida
para proteger a su hijito cuando caen de un caballo desbocado en el cuento «La
herencia de Matilde Arcángel» y la mujer del narrador en el relato «Luvina»,
que en la desolación más absoluta de un pueblo maldito «retiene a todos (los
hijos) entre sus brazos», proceden de acuerdo con la función canónica asignada
a la figura materna, que es la de proteger a los suyos dentro y fuera de su
matriz.
Reina Roffé. Instituto Cervantes, 2017 |
En los años cuarenta, cuando le escribía a
Clara, por entonces su novia, le pedía que fuera, ante todo, amiga y camarada.
Rulfo supo privilegiar especialmente este lazo y trabó amistad con muchas damas.
A unas lo ligó el hecho de que fueran compañeras o esposas de sus amigos; a
otras, relaciones profesionales como sostuvo con la fotógrafa Daisy Ascher o
con alumnas, mientras fue tutor en el Centro Mexicano de Escritores –por
ejemplo, Ángeles Mastretta y Beatriz Espejo–, entre un número indefinido de
famosas y anónimas con quienes supo compartir tiempo y mesa.
De la biografía Juan Rulfo. Las mañas del zorro, de
Reina Roffé, editorial Mil Botellas, Argentina, 2023.