Por Carla Leonardi
Si lo femenino es insituable o
inclasificable, el primer movimiento de Almeida es deshacer las fronteras entre
los géneros literarios. Así, Inundación puede leerse como un
ensayo sobre escritura, como testimonio de su singular proceso de escritura,
incluso como poesía y, en tanto tal, como esfuerzo por cernir cada vez el goce
femenino inasible. A este respecto, la escritora se propone construir, a lo largo
de las páginas de su libro, un “alfabeto del silencio”. Por
ello cada capítulo lleva por título una palabra que comienza con cada una de
las letras del abecedario. Las letras como puros dibujos trazados en el papel
intentan atrapar algo de lo innombrable e inaudible del goce femenino, que se
pone a jugar allí porque como bien dice la autora “siempre se escribe con el
cuerpo” y como bien dice Duras “se escribe como se desea”.
Si lo femenino es
irrepresentable, no es menos cierto que suele figurarse a través de metáforas
acuáticas. El título mismo, Inundación, da cuenta de algo del
goce que pulsa y que desborda el cuerpo, el espacio, el tiempo, lo cognoscible,
lo decible, lo significable, pero que el gesto mismo de escribir busca
contornear, encausar incansable y tozudamente una y otra vez. Y todo esto
Almeida lo escribe y lo transmite con una belleza tan exultante, que en ese
fallido salto de fe de pasar la vibración del silencio al lenguaje, sale a
flote del vacío en que se instala el libro mismo. Inundación como
artificio construido con la lengua no solo es una tabla de salvación para la
autora, es también su amoroso regalo para que podamos mantenernos a flote en el
oscuro mar de lo sin nombre.
Ficha literaria:
Almeida,
Eugenia; Inundación. El lenguaje secreto del que estamos hechos.
124 páginas, Ediciones Documenta/Escénicas,
Córdoba, 2019.