He aquí algunos sencillos pasos gimnásticos aconsejados
por el profesor de turno:
1. Después de hacer una respiración profunda en
posición de firme, extendiendo los brazos y la cabeza hacia atrás, sentarse de
costado con las piernas extendidas, apoyándose sobre una mano en el suelo con
el correspondiente brazo extendido, y colocando la otra mano en la cintura.
2. Teniendo muy firmemente apoyado el brazo, levantar
el tronco todo lo posible desde la cintura. Volver a la posición inicial.
Repetir seis veces y cambiar de lado.
3. Acostarse sobre la alfombra para practicar
ciclismo, excelente además para el buen funcionamiento intestinal y para
fortalecer la región anterior de ambos muslos. Estirar el dorso con los brazos
hacia atrás. Levantar los pies doblando las rodillas y luego moverlos en forma
giratoria sin tocar el suelo. Repetir ocho veces.
4. De pie, sosteniéndose sobre una pierna, doblar la
otra lo más cerca posible del pecho y tomar en la parte del arco el pie
respectivo con ambas manos. El equilibrio se conserva manteniendo la espalda
bien recta, mirando hacia un punto distante y respirando acompasadamente. Es
más fácil de lo que podría parecer en primera instancia y sus beneficios,
incalculables, sobre todo si se realiza correctamente el paso siguiente.
5. Una vez que se logró el equilibrio buscado (cuyo
efecto secundario es ayudar a afirmar la seguridad en una misma), se extiende
la pierna flexionada hacia delante, lentamente, hasta que quede completamente
rígida, naturalmente sin soltar el pie en ningún momento y sin dejar de
respirar. Repetir este movimiento entre seis y ocho veces y luego cambiar de
pie. Este ejercicio se debe hacer regularmente para adquirir y mantener el dominio
corporal (y también mental), después de preparar el cuerpo con las anteriores
prácticas. Así obtendremos un cuerpo en condiciones para lucir un moderno traje
de baño, ahuyentando toda adiposidad o sobrecarga grasosa, como bien nos
instruye don Heinz Pfaude, un señor que se empeñaba febrilmente en velar por
nuestros cuerpos.