Entre muchas muestras en Buenos Aires, el interior del país y el exterior, Benguria -premiada y becada en varias oportunidades- mereció una gran exhibición en el Museo Nacional de Bellas Arte en 2001, donde en amable vecindad de caballeros rayados, enigmáticas naves y hasta la mismísima papisa Juana, figuraban sus clásicas damiselas rollizas haciendo de las suyas. En el catálogo de esa expo, Rosa María Ravera, entonces presidenta de la Academia de Bellas Artes, anotaba a propósito de las creaciones de Silvina: “La serie reafirma, por si hacía falta, la sapiencia pictórica y la indudable competencia del trazo lineal, de pericia y justeza notables. Con originalidad indiscutible, Silvina Benguria teje la madeja de sus sueños y deseos según los avatares de una lógica y un lenguaje artístico personales”.
Una de las últimas muestras de esta artista tuvo lugar en 2017, en el Pabellón de las Artes de la UCA, en Puerto Madero, donde, entre la gran variedad de cuadros, no faltaron adorables dinosaurios. En 2019, se presentaron sus pinturas en el Museo Quinquela Martín de La Boca, y allí, junto a señoras fornidas y retratos de escritores, estaban sus barcos fantasmales, deshabitados en alta mar, de colores químicos; sombras del romanticismo alemán del siglo XIX anclado en estas naves que remiten a diseños de la primera mitad del XX, que fueran previamente colgados como una serie en la galería Rubbers en 2006.
Y hace unas semanas, en parte inspirada por amigas de sus sobrinas que han integrado el fútbol como una práctica habitual; y en parte, por el clima mundialista, Silvina se mandó a pintar chicas futbolistas mujeres. Jugadoras macizas con la camiseta celeste y blanca; rubias, morenas, pelirrojas en acción o en hermandad grupal, alguna infiltrada con gorro de bañista… Los cuadros se fueron sumando y ya está en marcha una exposición, Que la gente confíe, de la que Damiselas ofrece algunas estupendas primicias.
“Del fútbol me gusta la parte estética, esa suerte de ballet muy coreografiado que se arma; la complicidad entre los jugadores, la camaradería”, se entusiasma Benguria. “Y en la cancha, la emoción que estalla incontenible cuando sale el equipo, todo el ritual, los cantos, los papelitos, cuánta belleza. Y no te digo nada del bombazo que es gritar el gol. Indescriptible. Creo que entiendo bastante sobre fútbol, que puedo analizar un partido. Me admira la inteligencia de algunos jugadores que parece que tuvieran una mirada de 360 grados. Lo único que no voy a entender nunca es la posición adelantada, aunque me la han explicado hasta con un pizarrón. Pero me gusta que persista ese misterio, y me encanta que la mujeres avancen en este deporte”.
Que la gente confíe, desde el 6 de diciembre hasta el 28 de enero de 2023, en Galería Cecilia Caballero, Arenales 1151. Lunes a viernes de 14.30 a 19 hs.