Por Moira Soto
Else y Henry, puesta actual |
Como quedó dicho, este texto plantea abiertamente la discusión sobre el derecho a una buena muerte, o a la muerte digna asistida. Un tema todavía tabú en nuestro país, aunque ya existen tres proyectos de ley que proponen ampliar la regulación de eutanasia pasiva -permitida en la Argentina en acotados casos- hacia la eutanasia activa. Y que, después de la apertura del debate y la conquista del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, sin duda dará lugar a saludables controversias.
Puy Navarro |
Si bien
existen algunas obras de teatro que rozan esta problemática, ha sido el cine el
medio artístico que más la ha tratado desde mediados del siglo 20, cuando
irrumpió André Cayatte con su polémico film ...Y se hizo justicia (una
mujer promete a su amante enfermo de cáncer ayudarlo a morir si su salud
empeora, cumple su compromiso y es juzgada). Entre otras películas que directa
o indirectamente tocaron el asunto de la eutanasia se pueden citar: Las invasiones
bárbaras (2003), Million Dollar Baby (2004), Mar
adentro (2005), Miele (2013), Euphoria (2014), La
Vanité (2014).
Puy
Navarro se inspiró en hechos reales para escribir su obra Else y Henry,
dando así cauce a su toma de posición frente a una cuestión que engloba
los derechos de elegir tratamiento, rechazar el encarnizamiento terapéutico y
poder partir dignamente. He aquí la entrevista anunciada más arriba.
Estudiaste
teatro en Cuba y en los Estados Unidos, también hiciste cursos de guion y de
escritura creativa, nada menos que con Antonio Muñoz Molina en la New York
University. ¿De qué manera incide en tu formación el haber estado en países tan
diferentes, habiendo partido de tu Valencia natal?
-Yo creo
que una de las razones por las que decidí viajar y buscar nuevos horizontes,
fue la necesidad interior de aprender y conocer más. En Cuba estudié en el
Instituto Superior de Arte, teatro físico en la tradición de Barba y Grotowski.
Y en New York, estudié el Método y luego profundicé en la técnica Meisner, en
el American Academy of Dramatic Arts. También trabajé en la tradición de
Viewpoints de Anne Bogart, con la compañía de teatro de Rebecca Holderness. En
esa ciudad trabajé veinte años en diferentes compañías de teatro y produciendo
mis propias obras con mi gran amigo, hermano de vida y compañero de las tablas,
Francisco Reyes. Y fue cuando quise llevar una versión mía bilingüe de La
vida es sueño a la pantalla grande que comencé las clases de guion y
de escritura creativa. Poder asistir a las clases de Muñoz Molina durante tres
semestres fue un sueño hecho realidad. Uno de mis compañeros de clase, durante
un semestre, fue el notable escritor argentino Federico Falco, autor de la
novela Los llanos.
¿La
práctica del yoga influyó concretamente en tu quehacer artístico, en tu
creatividad?
-
Gracias al yoga, surgió mi primer guion de cine, inspirado en La Vida
en Sueño y los desaparecidos de Argentina durante la dictadura del
1976. Y luego siguió la obra de teatro. En noviembre del 2019, gané un concurso
de pitch de cine en Los Ángeles, y el premio fueron 6 semanas en Suiza en la
residencia de artistas Villa Ruffieux en Sierre, para escribir el primer
borrador del guion de cine de Else y Henry. Por otra parte, cuando
dirijo me gusta comenzar los ensayos con una relajación donde introduzco
elementos de yoga y a través de visualizaciones y trabajo corporal, llevo a los
actores al mundo emocional de sus personajes y de la obra. Y al acabar los
ensayos hacemos también un círculo de conexión y de agradecimiento a todos los
compañeros por el trabajo realizado. Así lo fue también en el teatro El
Extranjero antes de cada representación para conectarnos y entrar al escenario
en la misma sintonía.
Else y Henry, puesta en cartel |
- Yo
siempre he sido partidaria de poder elegir una muerte digna. De jovencita ya
pensaba que no quería ser una carga para nadie de mayor, y que cuando ya no
pudiera valerme por mi misma, preferiría irme por cuenta propia. El 13 de
octubre de 2016, mi padre murió en mis brazos. Yo estaba viviendo en New York,
y volé a Valencia tan pronto como supe que estaba ingresado en el hospital.
Vengo de una familia numerosa, tengo dos hermanas y dos hermanos. El hospital
solo permite un visitante durante la noche, y como yo era la que había estado
viviendo en el extranjero durante mucho tiempo, decidimos que fuera yo la que
pasara esa noche con mi papá. Me llevé mi pijama y una mantita. Mi papá
estaba inconsciente y su respiración era muy pesada. Se suponía que yo debía
dormir en un sillón a sus pies, pero decidí saltar a la cama del hospital y
acostarme a su lado. Puse mi mano en su pecho y le susurré
al oído: “Papá, puedes quedarte o puedes irte, decidas lo que decidas,
estamos aquí para ti. Si quieres quedarte, quédate. Pero si quieres ir, vete en
paz, felizmente”. Durante aproximadamente una hora, la respiración de
mi padre comenzó a ser muy ligera hasta que casi era imperceptible. Estaba muy
tranquilo, muy relajado... Y muy dulcemente mi padre expiró… y nunca más volvió
a inspirar. Su alma abandonó su cuerpo. Por supuesto que generalmente
sufrimos mucho cuando alguien querido se va, pero en ese momento yo sentí paz
interior y felicidad por él. A mi parecer, mi padre decidió que eso era lo
mejor que podía hacer dadas sus circunstancias. Él nunca hubiera vuelto a ser
el mismo hombre fuerte, alegre y dinámico que era antes de ingresar al
hospital. La muerte es lo único inevitable en la vida, y es la causa de la
mayor parte del sufrimiento humano. Pero, ¿qué pasa si tomamos el miedo a la
muerte y lo transformamos en un ícono de amor? Esa fue mi intención al
contar la historia del amor entre Else y Henry. Un amor tan grande
que va más allá de los límites de la muerte. A Else le han diagnosticado
una enfermedad terminal. Ella le ruega a Henry, el amor de su vida, que detenga
su dolor y precipite su muerte. ¿Lo hará Henry? ¿Lo harías tú? Nos han
enseñado que necesitamos el cuerpo para existir. Pero ¿y si fuera al
revés? No somos un cuerpo que tiene alma, sino que somos un espíritu que
transita temporalmente en el cuerpo. Ese es el argumento de Else... Y ella
intentará convencer a Henry, un buen cristiano, para que le ayude a morir
dignamente.
¿Hasta dónde la pieza Else y Henry está basada en personajes de la vida real?
- Esta
pieza está inspirada en tres hojas manuscritas de un diario, sobre un episodio
de enfermedad, que encontré en la casa del famoso arquitecto alemán Henry
Klumb, quien, en su tiempo, fue asistente de Frank Lloyd Wright. En
junio de 2014, visité Puerto Rico con motivo de la boda de mi mejor amiga,
Celeste Rivera. El World’s Monuments Fund había comisionado a 30 artistas de la
isla, para crear obras de arte inspiradas en la Casa Klumb, con el fin de
recaudar los fondos necesarios para restaurar la casa. El hermano de Celeste,
el artista Quintin Rivera Toro, me invitó a participar en su video arte Tú
vives en mi pensamiento, que fue filmado dentro de la casa Klumb donde
interpreté al espíritu de Else Klumb. Mientras filmaba allí, encontré tres
páginas de un diario que escribió Henry, del 6 al 9 de mayo de 1984. Estas
páginas contenían el relato de una enfermedad aguda que uno de los dos padecía,
y que Henry anotaba. El único dato biográfico que encontré sobre ellos es que
ese mismo año, 1984, murieron juntos en un accidente automovilístico. A raíz de
esa experiencia, en 2015 escribí la pieza de ficción que
titulé Else y Henry, y que desarrollé en la Residencia del
Teatro ‘Creador.es’, en Valencia, bajo la dirección de Alejandro Tantanian. En
2016, mi obra recibió el tercer premio en el Concurso Nacional de Escritura
Latinoamericana en los Estados Unidos Nuestras Voces, organizado
por The Metlife Foundation. La obra fue publicada en España por Ediciones
Episkenion.
¿Y ahora va camino de convertirse en un film?
En los años 90, España -que ha flexibilizado recientemente la ley-
asistió a la larga lucha de Ramón Sampedro para lograr ser asistido en su
muerte luego de estar 30 años tetrapléjico por causa de un accidente en su
juventud, un drama que fue reflejado por Alejandro Amenábar en el film Mar adentro, con gran actuación de Javier
Bardem. ¿Cómo te afectó conocer todo ese proceso del escritor que al final
logró cumplir su deseo?
- En
palabras de Ramón Sampedro: “El derecho de nacer parte de una verdad: el deseo de
placer. El derecho de morir parte de otra verdad: el deseo de no
sufrir. La razón ética pone el bien o el mal en cada uno de los actos. Un hijo
concebido contra la voluntad de la mujer es un crimen. Una muerte contra la
voluntad de la persona, también. Pero un hijo deseado y concebido por amor es,
obviamente, un bien. Una muerte deseada para liberarse de un dolor
irremediable, también. Considero que vivir es un derecho, no una
obligación. He sido obligado a soportar esta penosa situación durante 28 años,
cuatro meses y algunos días. Pasado este tiempo, hago balance del camino
recorrido y no me salen las cuentas de la felicidad. (...) Solo el tiempo y la
evolución de las conciencias decidirán algún día si mi petición era razonable o
no”. Creo que hemos llegado a un momento histórico donde al menos en
España, 20 años más tarde de la petición de Sampedro, la sociedad y sobre todo
los políticos, están preparados para afrontar este desafío. El caso de
Sampedro sirvió para plantear con franqueza el debate y la aprobación de la ley
de eutanasia que finalmente fue aprobada el 17 de diciembre de 2020.
Puy Navarro |
-
¡Para mi escribir es más un lujo que un deseo! Me cuesta mucho escribir…
Es como si la historia se apoderase de mí, como si quisiera ser contada a
través de mí. Y yo tengo que sufrir los dolores de parto cuando ni siquiera
estoy segura de estar haciéndolo bien... Lo más
bonito para mí en el teatro es asistir a la reacción del público. Y eso sí que
lo he sentido de primera mano en New York, en Valencia y en Buenos Aires. Hay
algo en mi texto sobre Else y Henry que conecta con la sensibilidad humana y
eso me da mucha satisfacción. Cuando escribía, intentaba escuchar las voces
de los personajes, ¿qué diría Henry? ¿Qué le respondería Else? ¿De qué modo
cada uno podía defender su postura y, a su vez, cómo, individualmente, asumiría
sus propias contradicciones, que creo que son las contradicciones que tenemos
todos los seres humanos? Seguramente este coincidir es lo que toca el corazón
del público.
En este siglo se van conociendo cada vez más historias de personas con
enfermedades incurables que no quieren alargar un sufrimiento insoportable e
inconducente. Quienes tienen dinero, se marchan a Holanda, a Suiza, a Bélgica
donde pueden cumplir su decisión sin rodeos. No hace mucho sucedió con el
prestigioso botánico australiano David Goodall, de 106 años, que no estaba
enfermo, pero consideró que su calidad de vida se había deteriorado lo
suficiente como para dejar este mundo. Y lo hizo en Suiza mediante la Fundación
Eternal Spirit, escuchando a Beethoven. ¿Por qué pensás que en algunos países
donde ya fue aceptado el derecho a la muerte digna -como España, Italia o
Francia- a la hora de conceder el permiso dan tantas vueltas?
- Como
dijo el titular de la CNN: “El botánico David Goodall, de 104 años emprendió un
viaje de más de 10 mil kilómetros para someterse a un suicidio
asistido”. Creo que ahí radica la problemática de ciertos países, como
España, para extender la ley no solo a enfermedades terminales, sino a los
deseos de un ser humano que decide que ha llegado su momento. Como defiende el
Doctor Fernandez, el personaje de mi obra Else y Henry, él ha hecho
el juramento hipocrático, y su labor no solo es hacer lo posible para salvar la
vida del paciente, sino que también tiene que conseguir que el paciente
colabore. Creo que la sociedad todavía tiene que quitarse ese estigma de
que el suicidio es “malo", que proviene de creencias impuestas. No es ni
malo ni bueno. Es una decisión que un ser humano toma voluntariamente, y en
estos casos a los que nos referimos, piden al estado que les ayude en su
empeño. Y eso es lo que está mal visto… ¿Por qué? No lo sé con exactitud…
Tendríamos que abrir la conversación para que hablar de la muerte o del
suicidio no fuera un tabú. Te cuento un caso cercano: la madre
de mi cuñado Cas, el marido de mi hermana Mayte, una señora de 86 años de edad
que se llamaba María Theresa -Mike para sus amistades- residente en Tilburg,
Países Bajos, una semana antes de que yo aterrizase en Argentina consiguió
cumplir con el derecho a que los médicos le practicaran la eutanasia tras tres
intentos. Ella no estaba mal físicamente, pero era infeliz cada momento de su
vida. Quería acabar lo antes posible con este sufrimiento y sus deseos fueron
escuchados. Fue asistida y se marchó tranquila y con buena disposición,
acompañada de sus dos hijas y sus dos hijos.
Else y Henry |
- En
realidad, yo me inspiré más en películas como Amour, de Michael
Haneke. Quería profundizar en la historia de amor. ¿Qué es lo que estamos en
condiciones de hacer por la persona que amamos? ¿Somos capaces de afrontar la
soledad cuando la persona que está a nuestro lado se va? Ahí se plantean
también otras preguntas… Henry acaba de reconectar con su hijo después de 10
años de distanciamiento, pero aún así le puede más ese apego a Else que la vida
sin ella… Lo que me gusta de esta obra es que no da respuestas;
al contrario, incita muchas preguntas, y creo que eso es lo interesante del
teatro, te conmueve, te hace pensar, te transforma, elude la pasividad… Me
consta que cuando sales del teatro tras ver Else y Henry quieres
dialogar, conectar con otros espectadores, pensar, discutir, aclararte…
Cuestionarte la vida. ¡Y para mí eso es maravilloso!
En Else y Henry se
trasluce netamente que el personaje de ella -inteligente, irónica, fuerte,
apasionada- ha sido cincelado con mucha empatía de tu parte, hasta se diría que
con cariño. Es un buen regalo para una actriz…
-La
verdad es que les tomo mucho cariño a todos mis personajes, me gustan sus
imperfecciones y sus contradicciones. A veces hasta me sorprendo cuando los
escucho desde afuera, como si no los hubiera escrito yo… Pero
es cierto que Else es un personaje especial. Quería que fuera una mujer muy
fuerte, y a la vez muy humana. Y he tenido mucha suerte y las actrices que han
leído o interpretado el personaje, enseguida se han metido en su piel: puede
ser que algo tenga que ver el haberla cincelado con mucho amor y respeto. En la
lectura que hicimos en El Extranjero, Silvina Katz la entendió perfectamente,
por dentro y por fuera, y le aportó un humor y una fisicalidad impresionantes.
Pese al dramatismo de la situación en la actualidad -aclaremos que la
obra transcurre en dos planos temporales-, ella no abandona ese sentido del
humor, a veces negro. La breve escena de ella con el hijo adulto de Henry, es
un paso de comedia donde, sin embargo, se sugieren cosas muy profundas.
- La
situación de la obra y las circunstancias de todos los personajes ya son muy
dramáticas de por sí. Y yo he querido traer el humor en cada oportunidad que
podía. Cuando ensayábamos, en ciertos momentos les decía a los actores: “Esto
es un chiste y si lo jugáis bien, y lo defendéis con mucha verdad, el público
se va a reír”. Y así sucedió. Una de las cosas que he aprendido de
estudiar a Shakespeare, es que, tras una escena muy dramática o trágica, el
público tiene que respirar y relajarse, y la mejor manera de hacerlo es
riéndose. Como por ejemplo en la llamada “obra escocesa,” justo después del
asesinato del rey por M. y Lady M., la escena 3 del segundo acto la abre el
portero completamente borracho con un monólogo divertidísimo en el que
inevitablemente te tienes que reír.
¿Tu
corazón feminista se pone de manifiesto al elegir La
vida de Madame de Staël, “la primera mujer moderna”, como libro favorito de
Henry? Un detalle que, además, le suma una dimensión a este personaje.
- Es curioso, pero la verdad es que Madame de Staël me eligió a
mí... Trabajando en la casa Klumb para el videoarte de mi amigo y artista
portorriqueño, Quintín Rivera Toro, encuentro unas bolsas de basura
industriales llenas de libros mohosos y polvorientos por el paso de los años, y
me doy cuenta de que esos son los libros que leían Else y Henry Klumb. Me llevé
alguna hoja suelta que pude rescatar. Uno de esos libros era la Biografía
de Madame de Staël, y me pareció perfecta para la obra y para entender un
poco más al personaje de Henry, que se siente atraído por estas mujeres tan
fuertes que no tienen miedo de decir la verdad alta y clara, pues de alguna
manera es un rasgo afín a Henry.
Else y Henry. Foto elenco de la fase semimontado con la autora y directora |
-Mi paso por Buenos Aires ha sido un paseo por las nubes, un sueño hecho
realidad y una experiencia inolvidable. Y desde esta plataforma desearía
agradecer de nuevo a cada una de las personas que han hecho posible que Else
y Henry se haya materializado en una lectura -o semimontado-, que
durante dos días tocó los corazones del público que llenó por completo la sala
El Extranjero, empezando por el CCEBA (Centro Cultural de España en Buenos
Aires), sin cuyo apoyo económico e institucional esta experiencia mágica no
hubiera sucedido.
Tengo
entendido que hiciste contacto con mucha gente vinculada al quehacer teatral...
- Lo que más me ha impactado ha sido
la calidad humana y la generosidad desprendida de cada persona que se ha
cruzado en mi camino. Gestores culturales como Jorge Telerman, Eduardo
Almirante Arena; artistas como Marcelo Balsells, Graciela Taquini; directores
de teatro, tanto del independiente como del circuito comercial y el oficial:
Alejandro Tantanian, Javier Daulte, Sebastián Blutrach, Vivi Tellas, Rafael
Spregelburd, Mariano Stokilner, Federico Buso, Alejandro Casavalle, Carla
Castarelli, Alejandro Vizzotti. Actores y actrices: Patricio Witis, María
Figueras, Agustín Telle, Matia Broglia, Lorena Viterbo, Santiago Ceresetto,
Teresita Rellihan, Santiago Fraccarolli, Jorge Gentile, Renata Moreno, Gonzalo
San Millán, Maga Huberman, Cecilia Lafuente, Cecilia Branca, Marco Antonio
Ciocca. Vestuaristas como Paula Molina, los técnicos Julio López, Bárbara
Sotelo. Más actores y actrices: Jorge Marrale, Arturo Bonín, Cristina Banegas,
Marta Lubos, María Onetto, Silvina Sabater. Los músicos Rafa Sucheras, Andrés
Manrique, Ricardo Dubatti, Juan Andrés, Sergio Martínez. La prensa de Alejandro
Zarate, los productores de cine Nacho Rey, Rocío Gort, Alejandro Israel, Pablo
Ingercher, Enrique Pereyra… En fin, todos los teatreros y teatristas, toda la
gente de nuestra maravillosa profesión que me han abierto sus brazos y han
intentado ayudarme en la medida de sus posibilidades. También me llevo conmigo en el corazón la pasión que
hay en el teatro independiente de Buenos Aires, la creatividad tan grande y tan
envidiable. No puedo estar más contenta y agradecida a mi amigo del alma y
coproductor, Bautista Duarte, que además encarna a Richard en Else y
Henry. Montamos oficina de producción en su casa, gracias a la generosidad,
cariño y paciencia de su pareja, Juan Martínez, y conseguimos un elenco de
lujo: Silvina Katz, Marcelo Pozzi, Alexia Moyano, José María Gómez Samela (que
también formó parte de la producción) y Martín Urbaneja *. Nuestros entrañables
músicos que armonizaron cada escena con su toque mágico, Fito Lema y Alejandro
Navoa. Y por cierto, la doctora en Cuidados Paliativos Erin Prilick, que tras
cada función moderó un Death Café o Café de la Muerte, para hablar sobre este
tema y abrir el diálogo con el público sobre sus experiencias personales y su
opinión sobre la obra Else y Henry.
*Este actor fue reemplazado por Emiliano Barabini en
la versión escénica que se ofrece actualmente.
Else y
Henry va los
sábados a las 16 hasta el 26/11, y el domingo 27/11 a las 20. En El Extranjero,
Valentin Gómez 3380