Por Silvina
Quintans
¿Cómo que no te gusta el Mundial? ¿Me estás cargando? Es el momento de la pasión, de poner el mundo en pausa, de olvidar la inflación, la grieta, el laburo. ¿No llegás a fin de mes? ¿Te aumentaron la prepaga?, ¿tu jefe te maltrata?, ¿no te bancás más a la Bruja? Ahí está el Mundial, mirame a mí, yo me alquilé un ranchito en Monte, nada de lujos, un monoambiente: la cocinita, la mesa, la cama, un sillón individual –no te negocio un asiento cómodo- y me llevo el 50 pulgadas que acabo de comprar con la promo de treinta cuotas. ¿Qué cómo las voy a pagar? Como vengan, total con la inflación se van a ir diluyendo, terminás pagando nada, ni un pasaje de colectivo. ¿No viste la película El gerente? El tipo se la jugó, y cómo se la jugó, tuvo el pálpito, la Selección no le podía fallar, ¿cómo le iba a fallar? No, ni se te ocurra llamarlo delirante, pará un poquito. No, piba, jugó el capital de la empresa porque sabía que la Argentina iba a clasificar, no me lo comparés con la ruleta, la Selección no es una tómbola. Parecés la minita aguafiestas de la película, la que insistía con contratar un seguro, la que se fijaba si los trabajadores de la empresa iban a perder el laburo, ¡qué mina reventada! No, no lo digo por vos, lo digo por la de la película, la rubia, Carla Peterson. El tipo es un idealista, la que tira para atrás es la minita que -tenía que ser mina- no entiende ni le importa nada el futbol. ¿Cómo que a vos te pareció sensato que propusiera un seguro? Y así estamos, nadie tiene fe en este país, mirá cómo le tiraban con todo a Messi y a Maradona, ¡al Diego!, si aquí ni siquiera respetamos a Dios. Yo me pienso ver todos los partidos, así juegue Catar – Senegal, o Irán – Gales, todos, solito, en el rancho, palpitando los goles. Los de Argentina los voy a ir a ver al bar del pueblo porque me gusta compartir la experiencia. ¿Lo de abrazarme con desconocidos? No, los tipos no tenemos problemas con eso, no somos tan remilgados como las minas. Si, puedo, gracias a Dios trabajo por mi cuenta y además estoy separado, por eso me puedo tomar todo el mes sin laburar, alguna cosita haré desde el rancho porque tiene internet, pero ya dejé todo armado para no distraerme. Lo que tampoco me quiero perder son las propagandas, yo sé que es lo mismo todos los años, pero a mí me puede ese tono épico del locutor, los papelitos, el grito de gol, la música de película, la gente que se abraza, la bandera, porque ese mes sí que somos todos argentinos, no importa si estás con Cristina, Macri, Milei o Bullrich, bah, creo. Y la hinchada, esos cantitos, yo sé que a veces los muchachos se pasan un poco, pero no me digas que no te reíste con eso de que “tienen pasaporte francés pero son todos africanos”. ¿Racista? No, si lo dicen con buena onda, es el folklore del fútbol, es una tradición, se ve que tenés menos fútbol que Utilísima. ¿Boicot? ¿De qué boicot me hablás? No, pará, eso es un golpe bajo, no me vengás con todos los que murieron para construir los estadios ¿cómo que 6.500 muertos? Mirá, no sé si habrán sido 6.000, creo que fueron 3.000, pero no vamos a andar discutiendo números, que se cagaron de calor, seguro, que las condiciones de laburo deben haber sido difíciles, también, pero pensá en las Pirámides de Egipto, cuántos murieron para levantarlas y ahí están todavía, 4000 mil años después, un prodigio. Si lo de los muertos es cierto, en todo caso, es culpa de la FIFA, esos sí que son chorros, organizar un Mundial en Catar, sabés la guita que debe haber corrido, si esto es un negocio. No, ni se te ocurra, ¿boicot? ¿Qué es eso?, eso es para europeos, yo entiendo que lo de los 6.000 –aunque yo creo que fueron 3.000- muertos es grosso, pero de ahí a dejar de ver los partidos, dejame de joder, no me vengas con la cantinela de los derechos humanos. Y otra vez las feministas queriendo arruinar la fiesta, nada les viene bien a estas minas, siempre le ven el pelo al huevo –perdoname la expresión- tanto drama por tener que taparse la cabeza, a mí dame esa capucha que salgo chocho a la calle, no me conoce nadie, hago lo que quiero. No, era joda, sé que la situación de las minas es difícil en Catar, pobrecitas, pero el fútbol no tiene nada que ver con eso, es un deporte, una pasión, un juego. ¿Cómo que te tenés que ir?, ¿tan temprano? Pero todavía no llegó la picada, quedate un rato así nos conocemos mejor, es la primera vez que me gusta una mina de Tinder, no seas aguafiestas, no seas como la minita de la película.
Texto escrito para una de las consignas del Mundial de Escritura organizado por Santiago Llach.