Premio de belleza

Por Marcela Cassinelli *


En 2009, mientras investigaba para elegir la programación de la segunda edición del Festival de Cine y Música, me encontré con una obra cinematográfica proveniente de Francia y prácticamente desconocida entre nosotros, ya que en la Argentina no se había estrenado: Prix de beauté, presentada en Francia en 1930.

Algo me llamaba a seguir investigando, particularmente el hecho de haber advertido reunidos en esta producción tres grandes nombres de la historia del cine: la legendaria Louise Brooks como protagonista; la idea y el guión pertenecían a Rene Clair (1898-1981) -quien, en principio, iba a ser el realizador, pero fue apartado-. Y en la dirección, a Augusto Genina (italiano, 1892-1957), una figura mayor del llamado séptimo arte que -más allá de sus méritos artísticos- hay que decir que trabajó durante el período fascista en su país, dirigiendo, por ejemplo, Los cadetes del alcázar (1936), para mayor gloria del franquismo. Después de la Segunda Guerra, de regreso en Italia, Genina se decantó por el neorrealismo.

Prix de beauté fue presentado en Europa justo después del superclásico Lulú o la caja de Pandora (1929), del autrohúngaro Georg Wilhelm Pabst (1885-1967), un título indisolublemente ligado a Brooks.

Tuve la fortuna -luego de ver el film- de poder conseguirlo para el festival. Así, en una cálida noche de diciembre en la Quinta Los Ombúes, casa histórica de Mariquita Sánchez de Thompson en San Isidro, lo rescatamos en nuestra escala del injusto olvido.

Vale aclarar que, filmada a caballo entre el cine mudo y el inicio del sonoro, se hicieron dos versiones debido a que la mayoría de las salas cinematográficas no contaban todavía con los equipos para proyectar cine sonoro. El doblaje en francés a la actriz principal fue muy criticado en el país de origen.

Previamente, en 1928 se había realizado el primer concurso de belleza para elegir a Miss Europa, cuando ya existía una Miss Estados Unidos. Ambas antecesoras de las sucesivas Miss Universo o Miss Mundo que llegan hasta nuestros días, aunque actualmente con algunos cambios en los requisitos exigidos.

Louis Brooks, convertida en el arquetipo de la mujer moderna en ese entonces, interpreta en Prix de beauté a Lucienne, una inquieta y vital dactilógrafa que trabaja en un famoso periódico de París que está lanzando un concurso para elegir a Miss Europa: las jóvenes deseosas de  participar deben enviar su fotografía. Varias de las empleadas del diario deciden hacerlo, entre ellas,  nuestra protagonista. Su celoso novio, André, que desconoce este gesto y que trabaja en la imprenta, no está de acuerdo con el concurso, pero por buenas razones. Cuando se entera de su reacción, arrepentida, la chica trata de recuperar la foto, pero llega tarde: ya fue seleccionada como finalista y es la favorita del público. Convertida en Miss Francia viaja a San Sebastián, al lujoso hotel donde se desarrolla el evento. Y, como se volvió tradición en estas competiciones, las participantes son presentadas, para deleite del público masculino, en traje de baño, en este caso, desfilando junto a la piscina.

Aclamada por el aplauso del público, Lucienne se convierte en Miss Europa. Mientras triunfa y disfruta en San Sebastián, enfundada en bellísimos vestidos del diseñador Jean Patou, baila un tango argentino y su belleza despierta las pasiones de varios personajes masculinos. Entre ellos un insistente maharajá, un lascivo príncipe y un importante empresario que le ofrece convertirla en estrella de cine. El novio, sumamente contrariado por su éxito, le da un ultimátum, y ella decide a su pesar dejar todo ese futuro promisorio por amor.

Entonces, queda en evidencia que varios hombres quieren apropiarse de una parte de Miss Europa… Este film casi centenario pone en la pantalla realidades que hasta ahora, si bien en menor grado, siguen sucediendo: las mujeres todavía presentadas como objetos para disfrute de la mirada masculina; y, sobre todo, a merced de depredadores golpeadores y femicidas que las prefieren muertas antes que independientes y exitosas. Tal el caso de André, que no soporta que Lucienne, en determinado momento, decida tomar las riendas de su destino.

Probablemente, la censura local habrá tenido que ver con el desconocimiento de este film. O acaso los distribuidores de la época pensaron que en las pantallas de los cines familiares argentinos no se debía proyectar esta incitación a la autonomía femenina que llegaba desde Europa. Muy apreciado por la crítica francesa, reeditado en DVD, Prix de beauté ha sido considerado un anticipo de Un verano con Mónica, de Bergman, e incluso de Vivir su vida, de Godard.

El cine es la perfecta cápsula del tiempo, por eso es tan importante su conservación. La tecnología de hoy nos permite acceder y restaurar muchos films caídos en el olvido y es nuestra tarea como Cinemateca darlos a conocer a las nuevas generaciones.

 

* Marcela Cassinelli es presidenta de la Fundación Cinemateca Argentina, e investigadora y directora del Festival de Cine y Música.