Por Marcela Cassinelli *
Algo me llamaba a
seguir investigando, particularmente el hecho de haber advertido reunidos en
esta producción tres grandes nombres de la historia del cine: la legendaria
Louise Brooks como protagonista; la idea y el guión pertenecían a Rene Clair
(1898-1981) -quien, en principio, iba a ser el realizador, pero fue apartado-.
Y en la dirección, a Augusto Genina (italiano, 1892-1957), una figura mayor del
llamado séptimo arte que -más allá de sus méritos artísticos- hay que decir que
trabajó durante el período fascista en su país, dirigiendo, por ejemplo, Los
cadetes del alcázar (1936), para mayor gloria del franquismo. Después
de la Segunda Guerra, de regreso en Italia, Genina se decantó por el
neorrealismo.
Prix de beauté fue presentado
en Europa justo después del superclásico Lulú o la caja de Pandora
(1929), del autrohúngaro Georg Wilhelm Pabst (1885-1967),
un título indisolublemente ligado a Brooks.
Tuve la fortuna -luego
de ver el film- de poder conseguirlo para el festival. Así, en una cálida noche
de diciembre en la Quinta Los Ombúes, casa histórica de Mariquita Sánchez de
Thompson en San Isidro, lo rescatamos en nuestra escala del injusto olvido.
Vale aclarar que,
filmada a caballo entre el cine mudo y el inicio del sonoro, se hicieron dos
versiones debido a que la mayoría de las salas cinematográficas no contaban
todavía con los equipos para proyectar cine sonoro. El doblaje en francés a la
actriz principal fue muy criticado en el país de origen.
Previamente, en 1928
se había realizado el primer concurso de belleza para elegir a Miss Europa,
cuando ya existía una Miss Estados Unidos. Ambas antecesoras de las sucesivas
Miss Universo o Miss Mundo que llegan hasta nuestros días, aunque actualmente
con algunos cambios en los requisitos exigidos.
Louis Brooks, convertida
en el arquetipo de la mujer moderna en ese entonces, interpreta en Prix
de beauté a Lucienne, una inquieta y vital dactilógrafa que trabaja en
un famoso periódico de París que está lanzando un concurso para elegir a Miss
Europa: las jóvenes deseosas de participar deben enviar su fotografía.
Varias de las empleadas del diario deciden hacerlo, entre ellas, nuestra
protagonista. Su celoso novio, André, que desconoce este gesto y que trabaja en
la imprenta, no está de acuerdo con el concurso, pero por buenas razones.
Cuando se entera de su reacción, arrepentida, la chica trata de recuperar la
foto, pero llega tarde: ya fue seleccionada como finalista y es la favorita del
público. Convertida en Miss Francia viaja a San Sebastián, al lujoso hotel
donde se desarrolla el evento. Y, como se volvió tradición en estas
competiciones, las participantes son presentadas, para deleite del público
masculino, en traje de baño, en este caso, desfilando junto a la piscina.
Aclamada por el
aplauso del público, Lucienne se convierte en Miss Europa. Mientras triunfa y
disfruta en San Sebastián, enfundada en bellísimos vestidos del diseñador
Jean Patou, baila un tango argentino y su belleza despierta las pasiones de
varios personajes masculinos. Entre ellos un insistente maharajá, un lascivo
príncipe y un importante empresario que le ofrece convertirla en estrella de
cine. El novio, sumamente contrariado por su éxito, le da un ultimátum, y ella
decide a su pesar dejar todo ese futuro promisorio por amor.
Entonces, queda en
evidencia que varios hombres quieren apropiarse de una parte de Miss Europa…
Este film casi centenario pone en la pantalla realidades que hasta ahora, si
bien en menor grado, siguen sucediendo: las mujeres todavía presentadas como
objetos para disfrute de la mirada masculina; y, sobre todo, a merced de
depredadores golpeadores y femicidas que las prefieren muertas antes que
independientes y exitosas. Tal el caso de André, que no soporta que
Lucienne, en determinado momento, decida tomar las riendas de su destino.
Probablemente, la
censura local habrá tenido que ver con el desconocimiento de este film. O acaso
los distribuidores de la época pensaron que en las pantallas de los cines
familiares argentinos no se debía proyectar esta incitación a la autonomía
femenina que llegaba desde Europa. Muy apreciado por la crítica francesa, reeditado
en DVD, Prix de beauté ha sido considerado un anticipo de Un
verano con Mónica, de Bergman, e incluso de Vivir su vida,
de Godard.
El cine es la perfecta
cápsula del tiempo, por eso es tan importante su conservación. La tecnología de
hoy nos permite acceder y restaurar muchos films caídos en el olvido y es
nuestra tarea como Cinemateca darlos a conocer a las nuevas generaciones.
* Marcela Cassinelli es presidenta de la Fundación
Cinemateca Argentina, e investigadora y directora del Festival de Cine y
Música.