Por Edurne Gaston Estanga*, para Mujeres con Ciencia
Dibujo de Tatiana Proskouriakoff, 1976 |
Tatiana Averinovna Proskouriakoff nació el 23 de enero 1909 en la ciudad
siberiana de Tomsk. Su madre, Alia Nekrassova, doctora en medicina, fue
una de las primeras mujeres que obtuvieron esa graduación en Rusia. Su padre,
Avenir Proskouriakoff, era ingeniero químico. La familia emigró a Estados
Unidos en 1916, cuando Tania (como le gustaba que la llamaran) tenía 7 años;
allí, su padre supervisaría las exportaciones de armas desde ese país hacia
Rusia. Un año más tarde, en 1917, se desató la Revolución y los
Proskouriakoff decidieron no regresar. Obtuvieron la nacionalidad
estadounidense en 1923.
Tatiana estudió arquitectura, una carrera entonces dominada por hombres,
y se graduó en 1931 en el Pennsylvania State College. La crisis de
1929 había azotado al sector de la construcción, reduciendo casi a cero
las posibilidades de que Tatiana pudiera incorporarse al mercado laboral como
arquitecta. Así, durante un tiempo, se ganó la vida como dependienta en unos
grandes almacenes.
Posteriormente consiguió empleo temporal como dibujante de patrones de
punto cruz. Algunos de los motivos que ella tenía que dibujar a pequeña
escala estaban en el Museo Universitario de Filadelfia, al que acudía para
ejercer su labor de copista. Allí entabló amistad con un conservador para
el que realizó dibujos artísticos de manera gratuita. El arqueólogo Linton
Satterhwaite, entonces director de investigación del museo y mayista, se
quedó sorprendido por la calidad del trabajo de Proskouriakoff, y la introdujo
en la disciplina en calidad de aficionada entusiasta, pero no remunerada.
Tatiana |
Entre 1937 y 1938, el mayista consagrado Sylvanus Morley, que ya había
trabajado para el Instituto Carnegie para la Ciencia, en Washington, supo de
los dibujos de reconstrucción de Tatiana. Quedó muy impresionado por su probada
capacidad de mirar una estructura en ruinas, imaginar cómo pudo haber sido
antes, e ilustrarla con precisión artística y rigor académico. Morley, que era
un arqueólogo notable y también una persona con habilidades políticas y
comerciales, pronto se daría cuenta del valor que tenían los dibujos de
Proskouriakoff para acercar sus proyectos científicos al gran público y a los
mecenas.
A pesar de que la
Institución Carnegie aún no había establecido ninguna vinculación formal con
ella, Morley consiguió que Proskouriakoff viajara en 1938 a realizar dibujos de
reconstrucción a Copán, Honduras, y Chichen-Itzá, México. Todos los dibujos de
reconstrucción de grandes monumentos, plazas, edificios, y otros sitios
importantes del área maya que Tatiana realizó en aquella época se compilarían
en An Album of Maya Architecture, cuya publicación se demoró
hasta 1946 por la guerra. En la literatura y en los estudios actuales sobre los
mayas se siguen utilizando algunas de las reconstrucciones que Tatiana Proskouriakoff
realizó de aquellas ciudades.
En 1940, el talento y
el duro trabajo de Tania se vieron recompensados con una labor remunerada a
tiempo completo en la Institución Carnegie, donde también fue reconocida por
primera vez como topógrafa, excavadora, y miembro del equipo de arqueología y
no solo dibujante e ilustradora, lo que representó un avance en su carrera
profesional. Allí se emplearía hasta 1958.
Una mirada innovadora a la iconografía maya
Poco a poco, el
trabajo de Proskouriakoff como epigrafista y arqueóloga comenzó a superar al de
la artista de dibujos. Desde 1938 trabajó en un sistema de datación de los
monumentos mayas, interés surgido, al parecer, de una discusión con Morley
sobre la fecha de construcción de un monumento: Morley tenía un sistema de
datación basado en consideraciones estéticas, que Proskouriakoff no consideraba
del todo adecuado. Por eso, ella misma creó un nuevo método de datación, basado
en la morfología y el estilo escultórico de las construcciones. Se contaba ya
con unas cuantas piezas con fechas inscritas, y por tanto, de datación
inequívoca. Tatiana realizó un análisis profundo y ordenado de estas piezas, lo
que le permitió fechar por comparación las que carecieran de inscripciones. Así
surgió un método mucho mejor que los empleados hasta entonces, que se publicó
en 1950 en la obra A Study of Classic Maya Sculpture.
En 1958 desapareció el departamento en el que trabajaba en Carnegie, y
Tatiana Proskouriakoff, que para entonces era ya una reputada en su
especialidad, fue contratada como curadora de arte maya en el Museo de
Arqueología y Etnología de la Universidad de Harvard, donde permaneció hasta su
jubilación en 1977.
En 1971 fue reconocida como Mujer del Año en la Pennsylvania State
University; en 1977 recibió un Doctorado Honoris Causa por la Tulane
University; en 1984 fue galardonada con la Orden del Quetzal, máxima distinción
honorífica que otorga el gobierno de Guatemala.
Tatiana murió el 30 de agosto de 1985, en Estados Unidos, a los 76 años. Dejó
inconclusa su obra Maya History, que Rosemary
Austin, de la Universidad de Texas, editaría y publicaría en 1993. Las
contribuciones de esta obra al conocimiento de la cultura maya –arqueología,
desciframiento de su escritura y comprensión de la historia política– cambiaron
radicalmente nuestra comprensión de los mayas antiguos. Desde 1998, las cenizas
de Tatiana Averinovna Proskouriakoff, mujer que se demostró incansable en su
lucha contra lo establecido, descansan enterradas en la Acrópolis de Piedras
Negras.
* Edurne Gaston Estanga es doctora en ciencia y tecnología de los
alimentos. Actualmente se dedica a la gestión de proyectos en la UPV/EHU y en
Elhuyar Fundazioa.