Nadine Sierra, a su exacta medida

Por Sebastián Spreng


Después de un variado recital de presentación explorando obras de Igor Stravinsky, Heitor Villalobos, Osvaldo Golijov, Leonard Bernstein, Christopher Theofanidis, Ricky Gordon y Stephen Foster, Nadine Sierra confirma sus excelentes credenciales con otro dedicado plenamente a la ópera. De hecho, Made for Opera la encuentra en tres personajes fetiches de la joven soprano floridana, tres criaturas que le han deparado inmensas satisfacciones en teatros de Europa y Estados Unidos. Asimismo, si en principio el programa resulta obviamente trillado, debe destacarse que en varios sentidos es uno ideal de acercamiento a la ópera para el público joven y que aunque muy frecuentado no cae en la trampa de mera lista sino que permite apreciar la evolución dramática de las tres heroínas en cuestión. He aquí una soprano contemporánea que reúne las cualidades y requerimientos de una audiencia moderna, no solo musicalidad intachable sino también dotes de actriz e indiscutible belleza física, atributo hoy por hoy, guste o no, casi de rigor.

Es también un homenaje a la inspiración primera que la llevó a dedicarse a cantar, y al esfuerzo que implica: aquella Boheme desde el MET en un videocassette de la biblioteca pública de Fort Lauderdale, con Teresa Stratas y Renata Scotto, a quienes en este tributo suma una tercera diva, su mentora Marilyn Horne. Así Violetta, Lucia y Juliette van como un guante al esmaltado instrumento de Sierra que exhibe la flexibilidad adecuada y un brillante matiz metálico distintivo que además le permite “correr” en la sala. Tres heroínas afianzadas por previos Mozart (Pamina, Ilia, Zerlina y la condesa Almaviva) y otros roles del canon belcantista y francés, que en ejecución y musicalidad emergen impecables.

Tanto en Lucia como en Violetta, para el conocedor es inevitable compararla con Callas, Sutherland, Scotto, Gruberova y Sills, a la que en timbre y enfoque evoca en instancias, y en esa (odiosa) comparación debe decirse que Sierra no sale mal parada. Hay contundencia en su fragilidad y honestidad ganadora que acaba conquistando al más exigente. En la escena de la locura de Lucia, la flauta de cristal añade un interés extra y la excelente tarea de Riccardo Frizza en la dirección la enmarca con especial énfasis en el estilo exacto del que se hace eco la orquesta de la RAI. Su guía atenta constituye uno de los indiscutibles pilares del éxito de cada asunción de la soprano.

El entusiasmo y alegría contrastan con la desazón y la tragedia final en las tres protagonistas de Verdi, Donizetti y Gounod, respectivamente; en los tres casos Sierra logra su cometido y si en algunas cadenzas – Lucia y el Sempre Libera – se permite exploraciones algo indulgentes, nunca peca de salirse de estilo, demostrando mesura y astucia amén de una batería de recursos vocales envidiables.

En síntesis, vaya esta cálida recomendación discográfica para avalar sus incursiones escénicas en personajes de los que hoy por en su categoría, y junto a su compatriota Lisette Oropesa, lidera la nueva generación de sopranos líricas.

*MADE FOR OPERA, FRIZZA, DG 4860942 – CD