Golda Schultz: su verso cálido, su voz radiante

Por Sebastián Spreng


Si bien algo tardío, mi primer contacto con la soprano sudafricana Golda Schultz llega con este debut discográfico, auspicioso y tan luminoso como ella. Bien conocida -entre otros- en los escenarios del Met, la ópera bávara y Salzburgo por sus intervenciones como soprano lírica –léase Pamina, Nannetta, Sophie– la palabra radiante la califica perfectamente. Desde la astuta elección del material a la belleza intrínseca de su voz, el recital This Be Her Verse también define y revela su intención e inteligencia. 

Historias de mujeres para un programa desde la óptica femenina, que incluye versiones de célebres poemas alemanes por compositoras en lugar de los consabidos Schubert o Schumann, más canciones de las intrépidas Rebecca Clarke (1886-1979) y Nadia Boulanger (1887-1979) concluyendo con la sudafricana Kathleen Tagg (nacida en 1977), sobre textos de Lila Palmer.

De Clara Schumann (1819-1896) su visión de Lorelei de Heine, Am Strande de Gérard y dos delicias de Rückert, Liebst du um Schönheit, años después popularizada por Mahler, y Warum willst du and’re fragen? Más Heine con Du bist wie eine Blume de la postergada Emilie Mayer (1812-1883) así como una notable e insólita Erlkönig de Goethe. En idioma alemán, conquista Schultz con su familiaridad y afinidad con el lenguaje romántico al que entrega una voz esmaltada, diríase picante, angelical y personal, con rápido vibrato que por momentos recuerda a la joven Barbara Hendricks.

Con Clarke y Boulanger llegan William Blake y W.B. Yeats para la primera; luego Verlaine, Samain, Maeterlinck… Un festival de poesía exquisito, ideal para esta voz que destila calidez y ternura. Las tres últimas canciones de Tagg encargadas por su compatriota Schultz, dan el toque seco, audaz y moderno de rigor.

No es la trillada sucesión habitual sino un disco diferente presentando a esta artista de rara calidez y luminosidad acompañada por el excelente Jonathan Ware en piano. Para la anécdota, la soprano residente en Múnich cuenta cómo dejó la carrera de periodismo por el canto al escuchar un disco de Kiri Te Kanawa. La famosa maorí hizo la magia y salió ganando la música. Muy recomendable.

THIS BE HER VERSE, SCHULTZ, WARE, ALPHA 799