Muchos de los elementos que empleamos habitualmente para preparar deliciosos y nutritivos platillos, resultan aptos para la confección de lociones, ungüentos, máscaras, cremas y otros potingues que favorezcan la belleza del cutis del rostro, y por extensión, la piel de otras zonas del cuerpo. En el Número 116 de la revista Mucho Gusto (25/6/1976), se nos brinda una suerte de abecé de la cosmética sobre la base de ciertos vegetales con harta frecuencia presentes en nuestra cocina. Así es que la propuesta titulada “La piel verdad” aúna practicidad y economía. Porque, como anota Elba Daffy, “frutas y verduras vienen a auxiliarnos para que la verdad salte a la vista” (sic). Y esta ambiciosa meta se alcanza sin gastar ni un centavo, ya que los elementos están allí, listos para no solamente ser cocinados sino también para que se rejuvenezca y destelle nuestra dermis. A lo sumo, algún preparado le exigirá acercarse a una droguería cercana para aprovisionarse, por ejemplo, de bentonita o de caolín coloidal.
Muy empleado en ensaladas verdes y en sopas, el berro, por si no lo
sabían, es “un excelente blanqueador de pecas”, en caso de que sean ustedes
genuinas pelirrojas y las posean. La loción se prepara con 250 gramos de berros
que se hierven en un cuarto litro de agua pura hasta reducir a la mitad. Se
deja entibiar y se filtra colocando un poco de algodón en un embudo,
completando los 100 centilitros, a los que se añaden 30 gramos de miel. Mezclar
bien y envasar. Aplicar dos veces por día sin riesgo de que atraiga a
indeseables insectos.
Otro vegetal de uso casi constante, la calabaza, es indicado “para
aliviar irritaciones e inflamaciones producidas por el exceso de calor o de
frío”. Para la máscara se necesitan: 100 gramos de pulpa madura de calabaza, 50
gramos de bentonita, leche cruda. Licuar la calabaza con la leche lo suficiente
hasta que quede cremosa, agregarle entonces la bentonita con una espátula.
Aplicar una capa gruesa y dejar secar, repetir la operación, enjuagando con
agua tibia en cada oportunidad.
El hinojo fresco -tan rico gratinado al horno con salsa blanca, sal,
pimienta y nuez moscada- descongestiona el cutis con acné o muy seborreico, y
mezclado con zumo de apio sirve como blanqueador de manchas de la piel. La
loción se hace con 100 gramos de semillas de hinojo secas, 100 gramos de agua y
20 centilitros de aceite de uva. Aplastar las semillas en el mortero y hervir
en el agua hasta reducirla a la mitad. Filtrar con gasa y mezclar con el
aceite. Por tratarse de sustancias no emulsionables, agitar cada vez que se
aplica. Para emplear, verter el líquido sobre un poco de algodón hasta
humedecerlo bien, apoyarlo sobre la zona afectada y dejar actuar durante 15
minutos.
Completemos nuestro recetario natural del día con una fruta, tan
beneficiosa por su contenido vitamínico y de oligoelementos, como la ciruela
que suaviza las arrugas y corrige los poros dilatados. Esta máscara se
confecciona con 25 gramos de caolín coloidal, 10 centilitros de aceite de uva,
5 centilitros de agua de hamamelis y zumo de ciruelas en cantidad suficiente
como para formar una pasta liviana. Utilizar exclusivamente en cutis
grasos. Otra fruta aconsejable es la cereza, cuyo jugo tiene propiedades humectantes,
apropiadas para dermis secas y sensibles que necesiten fortificarse. Se aplica
el zumo, se deja 30 minutos y se quita con agua fresca.
Finalmente, y ya fuera de la huerta, si tiene alguna hiedra en su casa o
en las inmediaciones, se puede fabricar una pasta efectiva para ablandar
callosidades de este modo: exprimir el jugo de un limón y macerar en él tres
hojas de hiedra durante tres horas. Pisarlas y aplicar exclusivamente sobre el
callo en cuestión. Caso contrario –es decir, si cae dicho preparado sobre la
piel sana–, esta sección no se responsabiliza por los resultados.