Ni Robin Hood ni pirata ni avispa

Por Luciana García*

Alexandra Elbakyan

Cuando pensamos en Robin Hood, probablemente pensemos en una leyenda acerca de hombres en panties asaltando muy cortésmente a damas acaudaladas. Una leyenda creada en el imaginario de  una sociedad que se debatía entre la opulencia y la hambruna. Pero la modernidad sumó otras desigualdades, y la controversia actual se centra en el acceso a la ciencia según los recursos económicos  y el nivel de desarrollo del país en que se vive. El lugar de la damisela en apuros esta vez lo ocupa la ciencia y la heroína es una pirata de artículos de ese rubro.

Hay muchos ejemplos de transgresoras/es cuya obra puede ser fechada con exactitud. Verbigracia, el 5 de Septiembre del 2011 Alexandra Elbakyan, de 22 años, licenciada en Ciencias de la Computación, se encontraba trabajando en la ciudad de Almaty, Kazajistán, especializándose en seguridad informática cuando lanzó Sci-Hub, el primer sitio web pirata del mundo que proporciona acceso masivo y público a decenas de  millones de documentos de investigación.

Escrito del litigio iniciado por Elseiver 

La aparición de Sci-hub le valió miles de adeptos entre colegas, pero también varios problemas legales. Editoriales como Elseiver (en 2015) y la American Chemical Society Publications (en 2017) demandaron a Alexandra. Según el diario El País, “cinco gigantes editoriales -Reed Elsevier, Spring, Wiley, Blackwell, Sage y Taylor&Francis- publican la mitad de los estudios realizados en todas las universidades del mundo. Y los blindan tras costosas barreras de pago -hasta 40 dólares por artículo-que impiden la consulta a estudiantes e investigadores sin recursos”. A este respecto, ella precisó en el susodicho rotativo: "Ningún científico se ha quejado personalmente acerca de que sus estudios estuvieran disponibles en Sci-Hub. Al contrario, se reconoce lo que hacemos, que beneficia también a la universidades. Incluso la de Harvard, la más rica del mundo, ha admitido que ya no puede hacer frente a los precios que imponen los editores para que sus investigadores puedan acceder a los artículos”. Lo cierto es que esta demanda de infracción  a los derechos de autor puede significarle desde tener que pagar millones de dólares a la posibilidad de pasar un tiempo en la cárcel. En 2015, un juez estadounidense ordenó el cierre de Sci-Hub, pero el sitio apareció en otros dominios y, desde 2017, Alexandra se considera en riesgo de extradición.  Por esa razón, no revela su ubicación actual.

La creación de Sci-hub puso sobre el tapete un gran debate en el ambiente científico sobre las políticas de costos en las publicaciones ya que los investigadores deben cubrir muchos pasos que requieren financiamiento. 

En las últimas dos décadas, ha surgido una política dentro de las editoriales de acceso abierto (Open Access) con el objetivo final de la distribución rápida y oportuna del trabajo científico publicado a una comunidad científica más amplia en todo el mundo y, por lo tanto, la promoción de ese conocimiento en sentido global. Aunque acertada, esta política no está exenta de costos. La tasa media de cargos por publicación es de alrededor de 2.500 dólares, un monto que supondría para investigadores de los países en desarrollo el compromiso de su patrimonio.

En el caso de nuestro país, los organismos de ciencia subsidian varias de estas instancias, pero los porcentajes dedicados a publicaciones son escasos y desactualizados considerando que muchas editoriales manejan costos en divisas extranjeras cada vez más lejanas al alcance de la economía local. Para trazar un paralelo, este costo equivale a cinco meses del salario de un investigador, y el treinta por ciento del subsidio anual que en promedio recibe un grupo de investigación de alto nivel, cuyo índice de publicación promedio (al igual que otros países con mayor financiamiento) debe ser de dos a tres publicaciones por año para mantenerse competitivo.

Este escenario se repite en otros países, aun en los desarrollados, donde los investigadores necesitan acceder a publicaciones como fuente primaria de información para  sus búsquedas. Absurdamente, luego de todos estos esfuerzos, muchos consiguen publicar sus artículos en revistas a las que no pueden suscribirse. 

Idiogramma elbakyanae

En 2009, cuando Elbakyan comenzó a realizar su carrera de investigación en la Universidad de Kazajistán, no tenía dinero para acceder a los artículos que necesitaba para su trabajo. Teniendo como antecedentes a otros sitios de descarga gratuita, Alexandra comenzó a idear escapes a los programas de software que filtraban el acceso bajo pago. Según ella refiere, esto maduró durante su estadía en institutos tecnológicos de Alemania y Estados Unidos en el 2010.

Mientras que los gastos de la red de ciencia Sci-hub se subvenciona por donaciones privadas, su creadora no recibe regalías y ocasionalmente ha pagado de su bolsillo. Su carrera en ciencia, por ejemplo, quedó paralizada. También ha sido muy cuestionada por su inspiración política -que ella reconoce- al provenir de un país que perteneció a la Unión Soviética. El propio Departamento de Justicia de los Estados Unidos abrió una investigación para intentar conectarla con la inteligencia rusa con resultado presumiblemente “inconcluso”. Mientras tanto, surgieron difamaciones sobre su cordura en algunos círculos de investigadores en Rusia: de hecho, un entomólogo nombró una especie de avispa parasitoide con el nombre de Idiogramma elbakyanae. Esto provocó como respuesta que Sci-hub deje de estar operativo en Rusia y la respuesta de Alexandra fue: “En realidad la avispa es más una predadora que parasitaria, y los verdaderos parásitos son las editoriales científicas”.

A pesar de las restricciones impuestas y las instancias legales en su contra, el sitio continúa funcionando y publica testimonios de científicos que afirman que sin esta web no podrían haber terminado sus investigaciones. Con más de 88 millones de artículos, Sci-Hub desafía el status quo y propone la anulación de las leyes de propiedad intelectual para los recursos científicos y educativos, en pos de eliminar cualquier barrera que impida la más amplia distribución del conocimiento en la sociedad humana. El debate continúa mientras las donaciones contribuyen al sitio y solo algunas revistas científicas como Nature reconocen su rol en la ciencia.

Número de descargas por día en el sitio
en los  periodo 2016-2018

Alexandra logra ejemplificar cómo una acción individual puede, aún en estos días, accionar en contra de las megacorporaciones. Lo cierto es que todo nuevo saber que se presuma objetivo debe cumplir sine qua non los pasos del método científico, que incluye la difusión y el contraste de los datos con otros investigadores. Si aparecen barreras, entonces se ralentiza la ciencia misma. El origen de Alexandra, su género y sus convicciones políticas no deberían generar presunciones sobre su persona.

Muy pocos artículos hablan de ella sin entrar en comparaciones con casos de otros hackers, leyendas medievales o incluso insectos dotados de aguijón venenoso que viven en sociedad. Si hay algo que se puede destacar de su historia es el hecho de ser una científica mujer en el área de informática, capaz de visualizar una desigualdad y ser consecuente con su accionar para resolverla, pagando un precio personal muy alto. Muchos accedemos a Sci-hub en búsqueda de información, nuestras investigaciones se nutren al poder comparar publicaciones de científicos de diversas etnias y países y nuestras acciones multiplican (para bien o para mal) el desafío al status quo iniciado por ella.

*Luciana N. Garcia, MN 165344. Doctora en Medicina. Coordinadora del área de investigación en el Dispositivo Pavlovsky.