Por Guadalupe Treibel
La gran diva de la canción afroperuana, Susana Baca, cumple medio siglo como intérprete, aniversario que ha querido celebrar con un disco de 10 tracks donde va al sonido de raíz, cantando con infinita ternura “un repertorio que lleva tanto palabras de protesta como palabras de esperanza, que necesitan ser dichas cuanto antes”, como ella misma manifiesta. En Palabras urgentes, como ha bautizado a su flamante LP, vuelve a poner en valor “la tradición latinoamericana y la cultura afroperuana, conectando con los tambores del Pacífico negro y otros ritmos liberadores”, conforme marca la crítica especializada, que se deshace en merecidos halagos frente al álbum de la limeña, heredera directa de quien fuera su mentora, Chabuca Granda. Es precisamente un tema suyo, La herida oscura (“un reflejo del llanto profundo por las sierras del Perú”, según Chabuca), el que elige Baca para inaugurar el cancionero, sentando las bases de lo que vendrá: poesías “que parecen ser premonitorias de los tiempos difíciles que estamos viviendo, que tejen música desde mis raíces más profundas con sus palabras urgentes, de esperanza y condena, para buscar una verdad querida y madura”. Por la libertad, por la igualdad, contra el racismo, el fino entramado de composiciones, delicadamente vestidas con finos arreglos, tal cual corrobora Sorongo, de Tite Curet, o Cambalache, de Discépolo, entre otras. Ser honesta consigo misma, ofrecer el álbum “como un renacimiento de nuestra música tradicional, esperando que se sienta el amor por la vida y el amor por vivir honestamente”, es lo que persigue quien supo ser maestra y ocupó durante seis meses, en 2011, el cargo de ministra de Cultura, revelada a la escena internacional en la década del ’90, después de que David Byrne, exlíder de Talking Heads, la fichara con su sello Luaka Bop. 18 álbumes y varios premios Grammy más tarde, un libro de memorias en camino y el inoxidable deseo de salvaguardar la memoria del pueblo afroperuano, en compañía de su esposo, el sociólogo Ricardo Pereira, sigue aportando renglones a una hoja de ruta vida como su imprescindible legado artístico.
Todas las voces en sus
manos
A la fecha, solo una mujer ha ocupado el puesto de directora de orquesta titular de una de las principales sinfónicas de los Estados Unidos: la neoyorkina Marin Alsop, que llevó la batuta de la Baltimore Symphony Orchestra desde 2007 hasta este año. Lógico, entonces, el entusiasmo que ha suscitado histórico nombramiento: el de Nathalie Stutzmann, de 56, que tomará las riendas de la Orquesta Sinfónica de Atlanta desde el venidero ‘22. Oriunda de Francia -país donde ha recibido topísimos honores, nombrada Chevalier de la Légion d'Honneur y Commandeur dans l’Ordre des Arts et des Lettres-, Stutzmann es hija de un padre barítono y de una madre soprano, que la iniciaron tempranamente en la música clásica. Además de consagrarse como contralto, es instrumentista -toca piano, violonchelo y fagot, y su especialidad es la música barroca y de cámara-, y estudió dirección de orquesta con una eminencia finlandesa, el maestro y compositor Jorma Panula. “Mientras como cantante lírica tenés oportunidad de entonar solo unas líneas, como directora de orquesta se abre un repertorio inmenso, que no alcanzaría la vida para completar. En vez de ser una voz, todas las voces están en tus manos; no hay mejor modo de expresar la música que suena en tu interior”, las palabras de la consagrada Stutzmann, que supo compaginar ambas facetas profesionales en la orquesta que fundase en 2009 y dirigiese durante una década, Orfeo 55; labor que compaginó con sucesivas colaboraciones con sinfónicas a lo largo y ancho.
Ranking medioambiental
Con motivo de la llamada COP26, cumbre internacional sobre el cambio climático organizada bajo el paraguas de Naciones Unidas que busca encarrilar las medidas contra la -cada vez más alarmante- crisis medioambiental, el rotativo inglés The Guardian tuvo a bien componer una playlist temática, que obviamente también podrá escucharse después del 12 de noviembre, cuando finiquite la cita que reúne a gobiernos, sector privado y ongs en Glasgow. Entre las canciones sugeridas, habemus Something to Believe (2019), de la cantante californiana Weyes Blood; Atlantic (2021), de The Weather Station, banda folk canadiense liderada por Tamara Lindeman; 4 Degrees (2015), de la siempre deslumbrante Anohni, capitana de Antony and the Johnsons; por mentar algunos de los 20 tracks rankeados, donde también están presentes temas de Marvin Gaye, Neil Young, Pixies. El puesto número uno, sin embargo, se lo lleva Big Yellow Taxi (1970), de la estupenda Joni Mitchell, que de ningún modo se pretende himno de protesta: es un relato en primera persona que se hace eco de green issues, atendiendo -sin imposturas, florituras, grandilocuencia- al lado oscuro de la industrialización, el uso de pesticidas, el corporativismo. “No sabes lo que tienes hasta que se acaba”, entona ella en esta imperecedera composición que, años más tarde, fue versionada por Amy Grant, Bob Dylan, Counting Crows…
Björk, de temas próximos
y pasados
A mediados de noviembre, termina la seguidilla de conciertos orquestales transmitidos vía streaming, de Reikiavik al mundo, por una Björk que no solo dispuso set-lists distintas para cada fecha, sino también arreglos y ensambles diferentes, acompañada por coro, formación sinfónica, septeto de flautas, según la ocasión. Ocasión con fines benéficos, dicho sea de paso: la plata juntada será dispuesta para ayudar a refugios de mujeres de Islandia. La pasada del asunto es que, estas últimas semanas, la artista ha recurrido a Instagram para compartir “algunos recuerdos de las composiciones que interpretaré”. Es decir, el behind the scenes de cómo creó temas como Isobel, Hyperballad, Cosmogony, Hidden Place, Oceania, Pleasure Is All Mine, etcétera. Encantadores cotilleos aparte, inusualmente charlatana, Björk también ha adelantado -a través de una interviú radial- que está en proceso su décimo álbum de estudio, aún sin nombre ni fecha de publicación. Aseguró que será ideal “para gente que ha convertido su living en una discoteca”, dados los vaivenes restrictivos (por la pandemia). Al parecer, el sucesor de Utopia, su aclamado LP de 2017, hará las delicias de “personas que sacuden sus cabezas, se sientan, toman una copa de vino tinto, y a las 10 pm ya están listas para descansar”. Prácticamente cualquier almita que haya pasado las 35 primaveras, o sea… “La mayoría de las canciones irán a entre 80 y 90 beats por minuto, y la razón es bastante aburrida: esa es la velocidad con la que camino”, la aclaración de la islandesa, una de las protagonistas del venidero film The Northman, épica vikinga de Robert Eggers, con gran elenco (Alexander Skårsgard, Anya Taylor-Joy, Ethan Hawke, Nicole Kidman), que la verá retornar el año próximo a la gran pantalla después de más de dos décadas sin actuar, retirada del cine desde que colisionara una y otra vez con Lars Von Trier durante el rodaje de Bailarina en la oscuridad.