Por Moira Soto
“Mi mamá en la cocina, mi mamá en la cocina, mi mamá en la cocina...”, musita una mujer de azul desde la pantalla, como queriendo retener una imagen; los ojos cerrados dejan adivinar una ternura profunda en la culminación del video Dactilar, realización de Pilar Ruiz que forma parte del ciclo 8 formas de Identidad, a partir del tema Objetos para, precisamente, Teatro por la Identidad. Como se sabe, fundado hace 20 años e integrado por gente vinculada a la escena desde diversos oficios.
Dactilar toma la forma poética de una enumeración que remite a un tiempo pasado de la mujer de azul que cada tanto aparece con una taza entre sus manos, hojeando un libro, con una semisonrisa evocadora. Un tiempo que por el tocadiscos, los peinados con spray, la lata de duraznos al natural, los porotos del truco, la máquina de escribir, la primera edición de Boquitas pintadas que se entrevé se podría ubicar en los '70. Y ese tiempo es convocado mediante el decir en off de la mujer que interpreta entrañablemente María Inés Sancerni haciendo ese inventario interior, hilando recuerdos de objetos, presencias, olores, impresiones de antaño. Una cámara sensible parece acariciar algunas cosas como quien reconoce una textura con las yemas de los dedos. Los dedos de esa mujer de azul que enumera con delicadeza elegíaca, con la cadencia de un poema redondo bajo una luz tamizada que alude a ciertas fotos suavemente desteñidas por el tiempo. Pero que, sin embargo, ella convoca porque las quiere consigo, como parte de su identidad.
La creadora de este video admirable, realizado capitalizando circunstancias difíciles como las que impone la cuarentena, haciendo de carencia virtud, es la actriz, dramaturga y docente Pilar Ruiz. Profesora de Artes de Teatro graduada en la UNA donde actualmente es maestranda en Teatro y Artes Performáticas, habiendo completado su formación con distintos/as maestros/as.
Desde el vamos, en 2014, Ruiz debuta como directora con una obra que le pertenece y que es distinguida por la Legislatura Porteña “por su defensa y promoción de los derechos humanos”: En el fondo. Prosigue como autora y directora con Descansa (2016), espectáculo que participa en varias muestras y es apoyado por la Campaña Nacional por El Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Creerás en este poema (2016), De los héroes que aterrizan en las islas de cuentos (2017) y Bailan las almas en llantas (2020) son las siguientes piezas que P.R. escribe y lleva a escena. Cabe mencionar que previamente, se hizo notar como actriz en Silencios (2007), Amores de acabamiento (2009), Gabinete B.A. por otro lado vos y Jamón del diablo (ambas de 2013).
Consultada por Damiselas en apuros, Pilar Ruiz se brinda gentilmente a la entrevista.
¿Dactilar surge de una idea conversada con Roxana Aramburú y los autores de las fotos?
-En la primera lectura que hice del texto, enseguida percibí un gran cruce entre lo poético y lo dramático. La poesía se deja ver en cada palabra que apela a la sensorialidad de quien lee/mira, mientras que la acumulación de esas palabras, imágenes y sensaciones, construyen un arco de tensión dramática en dirección a aquella última imagen que viene a despuntar la conmoción en el material. Gracias a esta generosidad textual, que escribió Roxana Aramburú, no tuve necesidad de conversar con ella acerca de la forma que adquiriría el material. La potencia del texto, está en que la autora deja ver el universo y nos lo despliega sin necesidad de subrayar o aclarar nada.
Con ese material, me puse a pensar en las posibilidades de producción y creación en el contexto de aislamiento que estamos viviendo, debido al virus COVID-19. Sabía que tenía que ser un material audiovisual, porque así lo había indicado la Comisión Organizadora y el Jurado de TxI. Pero una instancia es saberlo, y otra asumirlo. Asumir el formato audiovisual, me invitaba dar el salto al lenguaje cinematográfico para crear y alejarme de los procedimientos de creación escénica. Llamé a Milagros Vera, fotógrafa y estudiante de diseño audiovisual, y le propuse sumarse al equipo creativo del proyecto. Pensamos algunas posibilidades e hicimos algunas pruebas antes de definir con qué materiales íbamos a trabajar. Milagros me propuso generar una narración con diapositivas ilustradas, pero finalmente decidimos trabajar con fotografías que dialogaran con el tiempo histórico que el texto deja ver. A partir de decidir, junto a Milagros, que Dactilar sería una pieza artística en formato audiovisual, en convivencia con la fotografía, la voz monologada, la actuación y la poesía, invité a sumarse al proyecto a Juan Tupac Soler, como fotógrafo; a María Inés Sancerni para el trabajo actoral y de voz en off, y a Jimena Aguilar para la composición musical.
¿Cuál sería para vos el sentido profundo de evocar esos detalles del pasado?, ¿qué peso tienen en la configuración de la identidad poder preservarlos?
-Me gusta pensar que los objetos son portadores de historia, como las personas. Los objetos hablan. Nos dicen a qué época pertenecen y el estado en que se encuentran, viendo su color, sus rajaduras, sus roturas y sus manchas, nos susurran o gritan el uso que tuvieron, el desuso que cargan hace años y a veces hasta nos hacen saber a quiénes pertenecieron y de dónde vienen. También, los objetos nos traen a la memoria experiencias vividas. Son un viaje en el tiempo para recordarnos que estamos en este mundo, que tenemos un pasado, una historia y un origen. Creo que Dactilar es un excelente texto para formar parte de Teatro por la Identidad, porque sin caer en lugares comunes, nos invita a preguntarnos quiénes somos y de dónde venimos.
¿Habías hecho previamente algún trabajo en videoarte o como cineasta?
-En las obras de teatro que dirijo, pienso muy bien el material audiovisual que será para la difusión de la obra. Le dedico un tiempo específico y suelo generar equipo de trabajo con Francisco Castro Pizzo. Me interesa pensar cómo cambian los procedimientos y las narrativas según los soportes. Es por esto que cada trailer de obra lo pienso como una pieza en sí misma, como una pequeña obra de arte de la obra de teatro. Además, hace un tiempo vengo indagando en el área, ya que soy maestranda en Teatro y Artes Performáticas, en la Universidad Nacional de las Artes. En la carrera, hice muchos trabajos de videoperformance, en los que se abren interrogantes sobre las diferentes materialidades que pueden generar obra, los diferentes procedimientos técnicos y cómo se pueden construir varios planos narrativos combinando elementos para producir nuevas imágenes. Creo que esta formación que vengo teniendo en el Posgrado, me allanó un poco el camino desde el momento en que recibí la propuesta del jurado de TxI, hasta que concretamos el trabajo con todo el equipo creativo.
¿Le diste indicaciones precisas a Milagros y a Juan Tupac para la realización de las fotos?
-A Milagros la invité a que seleccionara de su archivo de fotos. Ella es fotógrafa y tiene mucho material, le pedí aquellas que percibía que convivían con el texto abriendo un mundo. Ella eligió varias: todas me parecían que enriquecían la propuesta estética apelando a nuevos planos sensoriales y emocionales. Con Juan Tupac, el trabajo fue otro. Él fotografió algunos objetos específicos que tengo en mi hogar, como la máquina de escribir, el tocadiscos, las valijas, la tetera, la bicicleta, entre otros. Me parecía interesante que entraran en el material, porque son objetos con historia, hablan de un pasado, el mismo al que remite el poema dramático. Pudimos hacer esto, porque somos convivientes, por lo que no tuvimos problemas de armar los espacios y producir las fotos en este contexto de aislamiento social, preventivo y obligatorio. Tanto para el trabajo con Milagros como con Juan Tupac, no buscamos fotografías y objetos que ilustraran lo ya dicho por el texto, sino que, por el contrario, intentamos que las imágenes también generaran narrativa, dando lugar a un entramado de materialidades en todo el trabajo.
¿Cómo fue el trabajo de dirección actoral, sobre todo teniendo en cuenta de lo extraordinario de dirigir en esta situación de aislamiento?
-Para la filmación de escenas, trabajamos por zoom. Lo primero que tuvimos en cuenta fue el espacio y el mejor horario para filmar, partiendo del hecho de que María Inés y cada una trabajaría desde la casa. Para los planos, elegimos un espacio despejado, pared blanca y el horario en que entrara directo el rayo de sol sobre la pared blanca de living de la actriz. Teniendo en cuenta la claridad en la iluminación y el color del espacio, le propuse a María Inés un vestuario que generara contraste. El día del encuentro y filmación la invité a desarrollar ante el zoom actividades muy concretas, como tomar un té, leer un libro y hacerse un rodete. Mientras, Milagros filmó con otra cámara, desde su casa, la pantalla a través de paneos. Nos propusimos apelar a la síntesis espacial y a la precisión de cada acción para que en cada detalle se abra universo. En relación a la voz en off, me interesó trabajar el texto desde un plano musical y en dirección a una tensión dramática. María Inés grabó unos audios diciendo el texto, a modo de ensayos y me los envió. Esos audios ya estaban muy bien, ya despertaban muchas sensaciones. Sobre todo, el acierto estuvo en que no buscó ni subrayó la emoción que se puede inferir del texto; eso hubiese llevado a un lugar de solemnidad a toda la pieza audiovisual. María Inés, desde el trabajo vocal, pudo entrar en cada palabra, estar en cada verso del monólogo y generar un pequeño viaje en el tiempo para habitar cada imagen. Ya con esta base, lo único que charlamos para la grabación del audio definitivo, fue que cada enumeración de objetos e imágenes vaya acumulando en dirección a intentar nombrar aquello que, en un principio, esa voz, no puede. Y que, cuando finalmente nombra, aún quede en algún lugar incompleto, dejando que las palabras y eso que se nombra resuene en los cuerpos de los espectadores. El mismo concepto lo trabajé con Jimena Aguilar para la composición musical. Le propuse crear una textura sonora con una melodía que genera la sensación de acumulación y poniendo el eje en que resuene la vibración de las notas entre una y otra. Creo que la música termina de abrazar la obra audiovisual.
Teatroxlaidentidad es un
movimiento teatral que se inscribe dentro del marco de teatro político de
Abuelas de Plaza de Mayo. Es un movimiento cuyo objetivo es abrazar y acompañar
la búsqueda de las Abuelas, quienes desde hace más de tres décadas siguen el
rastro de los y las jóvenes que aún tienen su identidad cambiada, desde el
último Golpe de Estado.
Ya se recuperar 130 nietos y nietas. La búsqueda
continúa. Por esto, en el actual 2020, un año atravesado por la Emergencia
Sanitaria a nivel nacional y mundial, Txt transformó su ya clásico Festival
Idénticos a un nuevo formato, dando lugar al Ciclo 8 Formas de
Identidad.
El jurado del ciclo estuvo conformado por Mariela
Asensio, Paula Marull y Román Podolsky.
Se pueden ver todas las obras del ciclo en:
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