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Dánae vandalizada |
Los
griegos llamaban “anestésico” al que era incapaz de apreciar el arte y la
belleza, era “insensible”, de ahí se deformó el uso de la palabra para llevarlo
a la medicina. En los museos desde que el selfie invade las salas, muchas obras
han sido dañadas solo por el gusto de tener del instante de la fotografía. Las
innumerables manifestaciones sociales con consignas de variada temática
destrozan lo que ven a su paso, incluido el arte, en ellos y en los selfie
adictos no cabe el argumento de enfermedad mental. Son evidentes las
coincidencias entre los criminales
psiquiátricos, los turistas y los criminales activistas con “causa”: la primera
es la decisión que ellos son más importantes o valiosos que esa obra; ellos
tienen la autoridad para destruirla; la presencia estética de esa obra es un
motivo para destruirla; desprecian el valor comunitario del arte que está en la
calle o en los museos; la obra les permite exhibirse a través de ella;
finalmente, sus motivaciones destructoras son más fuertes que las motivaciones
creadoras.
El
criminal que dice que es Jesucristo y rompe La
Piedad con un martillo es igual que el “justiciero social” que hace lo
mismo en su protesta, porque los motivos no cambian el resultado. Es
incongruente que nos pidan solidaridad con una causa y repudio con la obra. El
arte y la belleza son buenos para la sociedad, un entorno con obras públicas y
en los museos crea un ambiente armonioso. El origen de la palabra “vándalos”
está en los invasores bárbaros que en la guerra saquearon a la antigua Roma,
son los destructores. El saqueo cultural y moral se hace destruyendo al arte.
Artículo originalmente publicado en
www.avelinalesper.com. Para acceder a la nota en la mentada web, dar click aquí.